Debido a su naturaleza sumamente sutil, la energía vital ha sido comparada con el aliento por las antiguas autoridades del Yoga. Ellos sostienen que el aire que respiramos está impregnado de Prana y que las corriente Ida y Pingala fluyen alternativamente a través de ambas fosas nasales, junto con el aire, en el momento de la inhalación. Como bien sabemos, el aire que respiramos está compuesto principalmente por dos gases, oxígeno y nitrógeno. El oxígeno es el agente principal de la combustión, quemando las impurezas de la sangre en su movimiento a través de los pulmones, mientras que el nitrógeno ejerce un efecto moderador sobre su calor. Considerando que los escritores antiguos se referían a veces a Prana con el mismo término que usaban para aire Vayu existe la posibilidad que se haya producido la idea equivocada de que Prana y aire son idénticos. Esto no es así. La vida en la tierra, tal como se presenta, no es posible sin oxígeno y este elemento es un ingrediente tanto del aire como del agua, los dos componentes esenciales de la vida en nuestro planeta; lo que fundamenta el hecho de que en la tierra la energía vital cósmica usa al oxígeno como vehículo principal para su actividad. Es posible que la bioquímica en el futuro se vea obligada a aceptar el papel del oxígeno en todo fenómeno orgánico como el representante de Prana.
Nuestro planeta tiene su propia provisión de Prana, el que impregna a cada átomo y a cada molécula de todo los elementos que constituyen su núcleo ígneo esas ardientes regiones fundidas en llamas debajo de su corteza y el duro estrato superficial con sus océanos y montañas, más la atmósfera con sus diversas divisiones hasta la franja más extrema. El Sol, una vasta fuente de energía vital, irradia constantemente un enorme suministro de esa energía pránica sobre todo su sistema, como parte de su expansión. Esto hace que las creencias sobre el influjo negativo de los eclipses solares puedan tener una explicación lógica, ya que en tales eventos se ven parcialmente detenidas las irradiaciones pránicas durante el tiempo que dura
la interferencia de la Luna. Los cambios en el volumen del vapor y del polvo en la atmósfera que provocan alteraciones en ciertos temperamentos muy sensibles puede ser que también afecten el flujo de las corrientes pránicas.