Históricamente, el concepto de estrés ha sido motivo de análisis empíricos y teóricos en relación con la salud física y psicológica de las personas. Sólo después de la segunda guerra mundial, y al cabo de numerosas investigaciones el término pudo ser conceptualizado de manera sistemática.
El estrés puede ser definido como un conjunto de estímulos externos (tanto eventos inesperados del entorno como también psicológicos, tales como pérdidas, enfermedades, problemas laborales, etc.) También se puede considerar como una reacción de respuesta, que es la manera en que el concepto es utilizado cotidianamente en medicina. En este caso se observa una disposición de determinados seres humanos a reaccionar frente a determinados eventos hasta caer en un estado de estrés.
Ambas definiciones son limitadas. Primero porque no consideran las diferencias individuales en la capacidad con que cada individuo cuenta para enfrentar el estímulo estresante que se le presenta, y segundo porque tampoco es posible evaluar y determinar las condiciones bajo las cuales determinados estímulos pueden resultar estresantes, sino que considera que determinadas situaciones son universalmente estresantes, sin considerar el entorno psicológico, cultural o geográfico en que ellas se presenten.
Se concretiza el concepto relacionando ambas posiciones al considerar que el estrés debe definirse de acuerdo a la relación que establece el individuo con su entorno. Esta última concepción proporciona una valiosa contextualización del estrés al considerarlo como un proceso de interacción entre un estímulo o acción y una respuesta o reacción. Agrega un componente vital, y activo del individuo, de naturaleza eminentemente variable, que consiste en la capacidad individual de modificar el impacto del estímulo estresor mediante estrategias cognitivas, emocionales y conductuales.
Es decir los seres humanos tendríamos o no la habilidad para poder manejar las situaciones estresantes dependiendo de cuales son los recursos disponibles de Estrategias que tenga un sujeto, de aquí la importancia que estos tienen en la relación stress-salud-enfermedad.