Aparte de la evaluación y la reevaluación a la que se ha hecho mención anteriormente, también entran en juego los recursos de los que dispone un sujeto para enfrentar la situación, y estos son tanto recursos físicos como la salud y la energía de la que dispone, como de los recursos psicológicos como pueden ser las creencias positivas, la capacidad de resolución de problemas. También los recursos materiales y las técnicas sociales.
La salud de las personas determina en cierto grado el nivel de energía que ella dispondrá para movilizarse en el afrontamiento de una situación estresante. Sin embargo, se ha encontrado en personas enfermas que ellas pueden movilizarse lo suficiente para afrontar situaciones amenazantes siempre y cuando exista una motivación lo suficientemente importante.
No todas las creencias tienen efectos positivos sobre el proceso, puesto que algunas pueden disminuirlo o inhibirlo. Por otro lado, la generalización de ella es decir, si abarca pocas o muchas situaciones, también influye en él.
Entre las técnicas de resolución de problemas se encuentran el analizar qué alternativas tenemos para solucionar el problema, la obtención de información y la destreza para llevar a cabo esto, el estudiar las situaciones y optar por un plan de acción que sea adecuado. Las habilidades sociales que tenga una persona favorecerá la coordinación con otras personas, aumentan la cooperación y apoyo de estas y le dan al sujeto mayor control sobre las interacciones sociales, facilitando la solución de problemas.
Dentro de las clasificaciones de estrategias de superación del estrés , existe una que es complementaria a la de Lazarus y Folkman, y es la que divide a las estrategias en:
(a) de aproximación o activas (orientadas al problema) las cuales dicen relación con los esfuerzos conductuales que hace el sujeto para enfrentar el suceso estresante,
(b) las estrategias de evitación o pasivas (orientadas a la emoción), que consisten en no enfrentarse al problema, si no, más bien, en reducir la tensión emocional a través de conductas de escape evitación.
(c) Las dos formas básicas de afrontamiento descritas anteriormente, se dividen a su vez en tres dimensiones cada una con las consecuentes variables psicológicas: