Hoy día está emergiendo una nueva concepción de enfermedad y de salud humana, una psicología que encuentro tan emocionante y llena de hermosas posibilidades que cedo a la tentación de presentarla públicamente aún antes de que sea verificada y confirmada, y antes de que pueda ser llamada un conocimiento científico digno de confianza.
Las suposiciones básicas de este enfoque son:
1.- Tenemos, cada uno de nosotros, una naturaleza interior esencialmente basada en la biología, la que es hasta cierto grado natural, intrínseca, conocida en cierto limitado sentido, invariable, o a lo menos, estable.
2.- La naturaleza interior de cada persona es en parte única para sí misma y en parte propia de la especie humana.
3.- Es posible estudiar esta naturaleza interior científicamente y descubrir a que se parece (no inventar – descubrir).
4.- Esta naturaleza interior, hasta donde sabemos de ella, parece no ser intrínseca o primaria o necesariamente perversa. Las necesidades básicas (de supervivencia, de resguardo y seguridad, de pertenencia, de afecto, de respeto y auto-respeto y de realización), las emociones humanas básicas y las capacidades humanas básicas pueden ser todas ellas ya sea neutrales, pre-morales o positivamente buenas. La destructividad, el sadismo, la crueldad, la malicia, etc. parecen lejos no ser intrínsecas, sino más bien reacciones violentas en contra de la frustración de nuestras necesidades, emociones y capacidades intrínsecas. La ira en sí misma no es mala, ni lo es el temor, ni la pereza ni incluso la ignorancia. Por supuesto, eso puede (y lo hace) conducir a un mal comportamiento, pero no necesariamente. La naturaleza humana no es tan mala como se ha pensado que es. De hecho, puede decirse que las posibilidades de la naturaleza humana generalmente han sido subestimados.
5.- Desde el momento que esta naturaleza interior es más bien buena o neutral que mala, es mejor sacarla a la superficie y alentarla que suprimirla. Si se le permite dirigir nuestras vidas creceremos saludables, productivos y felices.
6.- Si este núcleo esencial de la persona es negado o suprimido, él se enferma a veces de maneras obvias, a veces de maneras sutiles, a veces inmediatamente, a veces tardíamente.
7.- Esta naturaleza interna no es fuerte ni super poderosa ni infalible, como los instintos de los animales. Es débil y delicada, fácilmente subyugada por los hábitos, la presión cultural y las actitudes equivocadas hacia ella.
8.- Aunque débil, raramente desaparece en la persona normal, quizás ni siquiera en la persona enferma. Aunque negada, persiste subyacente siempre presionando para realizarse.
9.- De algún modo, estas conclusiones deben coordinarse con la necesidad de disciplina, privación, frustración, dolor y tragedia. Hasta donde estas experiencias revelan, nutren y hacen plena nuestra naturaleza interna, son experiencias deseables. Cada vez es más claro que ellas tienen algo que ver con un sentido de realización y fortaleza del ego, y por lo tanto, con un sentido de saludable auto-estima y auto-confianza. La persona que no ha conquistado, resistido ni vencido, continúa sintiéndose llena de dudas sobre su capacidad de hacerlo. Esto es verdadero no sólo para los peligros externos, sino también para la habilidad de controlar y postergar los propios impulsos y, en consecuencia, no sentir temor de ellos.
Observemos que si estas suposiciones se demuestran como ciertas, prometen una ética científica, un sistema de valores naturales, una Corte de Apelaciones en última instancia para la determinación de lo bueno y lo malo, de lo correcto y lo equivocado. Mientras más aprendemos acerca de las tendencias naturales del hombre, más fácil será decirle cómo ser bueno, cómo ser feliz, cómo ser productivo, cómo respetarse a sí mismo, cómo amar, cómo desarrollar sus potencialidades más elevadas. Esto ayuda a la automática solución de muchos de los problemas de la personalidad a futuro. Parece que lo que hay que hacer es encontrar lo que uno es realmente en su profundidad, como un miembro de la especie humana y como un individuo particular.
El estudio de la gente auto-realizada puede enseñarnos mucho acerca de nuestros propios errores, nuestras deficiencias, y la dirección apropiada para crecer. Toda época, excepto la nuestra, ha tenido su modelo, su ideal. Todos estos han sido abandonados por nuestra cultura: el santo, el héroe, el gentilhombre, el caballero andante, el místico. A todos ellos los hemos reemplazado por el hombre bien adaptado y sin problemas. Un muy pálido y dudoso sustituto. Quizás deberíamos pronto ser capaces de usar a un ser humano emocionalmente maduro y auto-realizado como nuestro guía y modelo, en quien todas sus potencialidades estén dirigidas hacia el completo desarrollo. Aquel cuya naturaleza interna se exprese libremente en vez de ser desviada, suprimida o negada.
El asunto importante para cada persona es reconocer vivida e intensamente, cada una para sí misma, que toda decadencia de las virtudes de la especie humana, todo crimen en contra de nuestra propia naturaleza, todo acto malévolo, cada uno sin excepción, se graba en nuestro inconsciente y nos hace despreciarnos. Karen Horney describía apropiadamente esta percepción inconsciente llamándola registros. Si hacemos algo de lo que nos avergonzamos, queda registrado para nuestro descrédito, y si hacemos algo honesto, o excelente, o bueno, se registra para nuestro crédito. Los resultados netos, ya sean a favor o en contra, hacen que nos respetemos y aceptemos o que nos despreciemos y nos sintamos abominables, inútiles o antipáticos. Los teólogos acostumbraban a usar la palabra accidie para describir el pecado de no ser capaz de hacer con la propia vida todo lo que uno sabía que podía hacer.
Este punto de vista de ninguna manera niega el usual cuadro Freudiano, sino que se añade a él y lo complementa. Para simplificar, es como si Freud nos facilitara la mitad enferma de la psicología y ahora nosotros tendríamos que agregar la parte sana. Quizás esta psicología del sano nos dé más posibilidades para controlar y enriquecer nuestras vidas y hacernos mejores personas. Quizás esto sea más provechoso que preguntarse: cómo estar no enfermo?
Cómo podemos fomentar este libre desarrollo? Cuáles son las mejores condiciones educacionales para esto? Sexuales? Económicas? Políticas? Qué clase de mundo necesitamos para el crecimiento de tales personas? Qué clase de mundo crearán esas personas? La gente enferma ha sido hecha por una cultura enferma; la gente sana será posible gracias a una cultura saludable. Pero también es verdad que los individuos enfermos hacen una cultura más enferma y que los individuos sanos hacen la suya más saludable. Mejorar la salud individual es un enfoque para hacer un mundo mejor. Para expresar esto de otra manera, el estímulo para el crecimiento personal es una posibilidad real; la cura de los síntomas neuróticos es muy poco posible sin ayuda externa. Es relativamente fácil tratar deliberadamente de volverse un hombre más honesto; es muy difícil tratar de curar nuestras propias compulsiones u obsesiones.
El enfoque clásico a los problemas de la personalidad es considerarlos como problemas indeseables. Peleas, conflictos, culpabilidad, cargos de consciencia, ansiedad, depresión, frustración, tensión, vergüenza, auto-castigo, sentimiento de inferioridad o inutilidad, todos ellos causan dolores psíquicos. Alteran la eficiencia del desempeño y son incontrolables. Por esto son mirados automáticamente como enfermedades indeseables y se procura curarlos lo más pronto posible.
Pero todos estos síntomas se encuentran también en la gente saludable, o en gente que está yendo hacia un estado de salud. Supongamos que usted debiera sentirse culpable y no lo hace. Supongamos que ha logrado una buena estabilización y está adaptado. Quizás la adaptación y la estabilización sean buenas, porque suprimen el dolor; pero puede ser que sean también malas porque impiden el avance hacia un ideal más alto.
Erich Fromm, en un libro muy importante, ataca la noción clásica Freudiana de un superego porque este concepto era enteramente autoritario y relativista. Es decir, tu superego o tu conciencia, según Freud, son primariamente la internalización de los deseos, exigencias e ideales del padre y de la madre, cualquiera de ellos que sea. Pero y si suponemos que ellos son criminales? Entonces qué clase de consciencia tienes? O si suponemos que tienes un padre rígido, moralizante, que odia la diversión? O un psicópata? Esta conciencia existe; Freud estaba en lo correcto. Obtenemos nuestros ideales predominantemente de tales modelos en la etapa temprana de nuestra existencia, y no de libros de escuela dominical leídos más tarde en la vida. Pero también hay otro elemento en la conciencia, o, mejor dicho, otra clase de conciencia que todos tenemos, ya sea ésta débil o fuerte. Es la conciencia intrínseca.
Ella está basada en la percepción inconsciente y preconsciente de nuestra propia naturaleza, de nuestro propio destino o nuestras propias capacidades, de nuestro propio llamado en la vida. Ella insiste en que seamos fieles a nuestra propia naturaleza interior y que no reneguemos de ella por debilidad, por conveniencia o por cualquiera otra razón.
Aquel que contradice su talento, el pintor nato que vende calcetas en lugar de hacer lo suyo, el hombre inteligente que vive una vida estúpida, el hombre que ve la verdad y mantiene su boca cerrada, el cobarde que renuncia a su hombría, toda esta gente percibe de una manera profunda que han actuado dañándose a ellos mismos y se desprecian por eso. De este auto-castigo sólo puede venir neurosis; pero, igualmente, podría venir un renovado valor, una justa indignación, un aumento del auto-respeto, ante la posibilidad de actuar luego correctamente. En una palabra, el crecimiento y el progreso pueden surgir a través del dolor y el conflicto.
En esencia, estoy deliberadamente rechazando nuestra actual y fácil distinción entre enfermedad y salud, al menos en lo que a síntomas superficiales se refiere. La enfermedad significa tener síntomas? Yo mantengo hasta ahora que la enfermedad puede consistir en no tener síntomas cuando se debiera tenerlos. La salud significa estar libre de síntomas? Yo lo niego. Cuáles de los nazis de Auschwitz o de Dachau eran saludables? Aquellos con una conciencia herida o aquellos con una conciencia bella, clara y feliz? Era posible para una persona profundamente humana no sentir allí conflicto, sufrimiento, depresión, ira, etc.?
Un ejemplo es la cambiante actitud de los psicólogos hacia la popularidad, la adaptación, e incluso, la delincuencia. Populares entre quiénes? Probablemente para un jovencito es mejor ser impopular entre sus vecinos snobs o en el club de campo local. Adaptado a qué? A una mala conducta? A un padre dominante? Qué opinaría de un bien adaptado esclavo Un bien adaptado prisionero? Incluso el niño con problemas de conducta está siendo mirado ahora con una nueva tolerancia. Por qué es delincuente? Lo más frecuente es que lo sea por alguna psicopatología; pero, ocasionalmente, es por buenas razones, y el chico está simplemente resistiéndose a la explotación, dominación, negligencia, desprecio, atropello.
Claramente, lo que sería llamado problema de personalidad depende de quién está nominándolo así. El propietario de los esclavos? El dictador? El padre patriarcal? El marido que quiere que la esposa siga siendo una niña? Parece que los problemas de personalidad algunas veces pueden ser fuertes protestas en contra de la trituración del propio esqueleto psicológico, de nuestra verdadera naturaleza interna. Lo que sería enfermedad es no protestar mientras este crimen está siendo cometido.
Lamento tener que decir que la mayoría de la gente no protesta bajo tal tratamiento. Lo aceptan y pagan años más tarde en síntomas neuróticos y psicosomáticos de variadas clases. O quizás, en algunos casos, jamás llegan a darse cuenta de que están enfermos, de que han perdido la verdadera felicidad, la verdadera realización de las expectativas, una rica vida emocional y una serena y productiva vejez, reaccionar estéticamente y encontrar la vida emocionante.
La cuestión de la aflicción y el dolor deseables, o la necesidad de ello, también debe ser enfrentada. Son posibles el crecimiento y la auto-realización sin dolor y aflicción, pena e inquietud? Si éstas son, hasta cierto punto, necesarias e inevitables, entonces hasta qué límites?
Si el dolor y la aflicción algunas veces son útiles para el crecimiento de la persona, entonces debemos aprender a no proteger a la gente de ellos en forma automática, como si siempre fueran malos. Algunas veces pueden ser buenos y deseables, en vista de las últimas buenas consecuencias. No permitir a la gente pasar a través de su dolor, y protegerla siempre de él, puede convertirse en una clase de sobre-protección que implica una cierta carencia de respeto por la integridad y la naturaleza intrínseca y el desarrollo futuro del individuo.
Extractado por Farid Azael de
Abraham Maslow.- El Hombre Autorrealizado.- Kairós
Más información:
Fromm, Eric.- Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea.-
Fondo de Cultura Económica
Horney, Karen.- Neurosis y Madurez.- Psique
Maslow, Abraham.- La Personalidad Creadora.- Kairós
Este artículo fue publicado en el número 5 de la Revista ALCIONE.