En el momento en que el universo no tiene existencia visible, la Mente Universal ha “retenido” su respiración. Esto constituye un vacío aparente, pero la posibilidad de existencia de todas las cosas, pensamientos, etc. existen de alguna manera. Ello se debe a que tienen una existencia inmaterial que es inaprehensible, hasta que aparece actualizada en el mundo visible, porque los recuerdos kármicos del mundo no manifestado, reposan en la Mente Universal en la forma germinal que sus propios karmas habían acumulado dentro de ella. En el momento kármico maduro se convierten en cosas vívidamente experimentadas. La Mente contiene todo, porque desde el pasado sin comienzo, ha acumulado esos recuerdos cósmicos. El recuerdo que Ella tiene de algo es la esencia misma o alma de la cosa y no otra sustancia. La suma total de todas las impresiones que de esta manera se actualizan, la herencia de todas las formas y vidas, constituye un Cosmos.
Los recuerdos acumulados y transmitidos de un ciclo anterior, debido al poder e imaginación de la Mente Universal, se producen de una manera ordenada. Cada una de las formas de pensamiento de la idea del mundo, en cada etapa de su historia, es una herencia de aquella que la precedió. La ley kármica, acepta, asocia y recurre, sólo a lo que favorece un gradual desenvolvimiento del tiempo y de un ordenado despliegue en el espacio. Su primera característica es su imaginación constructiva, es por eso que la evolución de las formas que contemplamos no tiene límites.
Sri Ramana Maharshi, explica en sus pláticas con respecto al karma:
“a lo que empezó a dar frutos se lo clasifica como acción pasada. A lo que está en reserva y que después dará frutos, se lo clasifica como acción acumulada. Llevan en sí mismos la semilla de la destrucción. El karma que tiene lugar sin esfuerzo, sin intención, o sea, acción involuntaria, no ata. Las acciones del presente se espera que den frutos en nacimientos futuros. Después de la Realización no hay karma.”
Hay un verdadero sentido, una auténtica coherencia, un movimiento ordenado que va de la piedra a la flor, de la bestia al hombre, a través de planos de integración cada vez más elevados y que constituyen la existencia universal. Karma no es sólo una ley de herencia de previas impresiones o de auto-reproducción o de justicia moral retributiva, sino algo mucho más vasto. Es una ley eterna que tiende a ajustar la actuación individual a la actuación universal. Trabaja a favor del universo como totalidad, para mantener a sus innumerables unidades en armonía con su propio equilibrio integral.