El Yo Superior conoce las cosas como entidades separadas, que externaliza inconscientemente y a las que les impone sus propias condiciones de espacio- tiempo. Pero no se trata de que la cosa o hecho en sí mismo esté ubicado en un orden de ese tipo, sino lo que sucede es que el proceso humano de observación actúa de ese modo. De otra forma no podríamos experimentar el mundo. Para dar impresión kármica de un hecho como cosa actualizada, la mente debe proporcionarle relaciones de extensión, tamaño, distancia y dirección y crear al mismo tiempo el espacio.

Así, las formas de pensamiento de toda cosa proyectada por la Mente Universal aparece como fuera de la forma del pensamiento del cuerpo, todas las cosas existen en el espacio, esto es lo que constituye el sistema total que llamamos Naturaleza. El mundo que se presenta a nuestros sentidos, realmente se ofrece a nuestra mente, porque los sentidos mismos son formas de consciencia.

El llamado mundo material, es simplemente lo que parece exterior a nuestros
pensamientos. La consciencia es solamente lo que parece interior a ellos. El mundo que parece presentarse fuera de los sentidos, es en realidad proyectado desde dentro por la mente.

Las potencialidades kármicas están fuera del espacio-tiempo, las cosas actualizadas se encuentran en el espacio-tiempo impuesto sobre ellas por sus observadores. Esto es necesario para la mente finita del ser humano, pero no para la Mente Universal Ella, al actuar sobre nosotros como Yo Superior puede ser llamada Superconsciente. Por razones científicas se le llama Inconsciente.

El proceso de la experiencia personal consiste en elaborar una idea sobre la idea de la Mente Universal y al mismo tiempo percibirla como una cosa objetiva. Por esto es que la existencia de las cosas es relativa, igual que la experiencia humana. El pensamiento rector de esta Mente es anterior a lo que nosotros percibimos o elaboramos humanamente. Nosotros construímos nuestra propia imagen espacio-temporal del contorno a partir de esta forma de pensamiento proporcionada subconscientemente a la manera de una semilla.