John Caird trató de llenar el vacío existente entre las dos ideas de revelación – como capacidad de la mente y como desbordamiento emotivo – reclamando que la verdad es universal, ya sea natural o revelada. “La verdad revelada no puede pertenecer a un orden diferente al de todas las demás verdades que interesan a la consciencia humana… Por el contrario, y según está universalmente admitido, la enseñanza de la revelación encuentra su más clara y de por sí suficiente evidencia en la consciencia del creyente”. Esta consciencia produce una unidad de ser que no es divisible en pensamiento y sentimiento. Pero en la meditación un sentimiento intenso puede ser un estímulo de la actividad mental, y la actividad mental disciplinada puede sacar provecho de las emociones fuertes.

La idea de revelación no sólo se basa en la premisa de que la mente del hombre es capaz de ser consciente del conocimiento cósmico sino también en que, de alguna forma misteriosa, parece existir una iniciativa cósmica que busca hacerse conocida al hombre. Esto indica a la mente que no sólo está buscando sino también siendo buscada. Esta parece ser la razón de que algunos místicos alternen entre contemplación y meditación. Así queda implícito en las palabras de John Baille: “La mente conocedora es activa atendiendo, seleccionando e interpretando; pero debe atender, seleccionar e interpretar lo que se presenta ante ella; y, por consiguiente, debe ser tanto pasiva como activa”.

La mente conocedora es finita y en su funcionamiento está habitualmente limitada por la estructura de la simbolización que sirve como instrumento de comunicación. Utilizamos el lenguaje para transmitir ideas. El lenguaje no es la idea, sino el esfuerzo consciente por hacer tangible la idea.

El pintor utiliza el lienzo y los colores para comunicar sus más profundas intuiciones. Siente que la comunicación perdería de alguna forma su poder si tuviera que ser expuesta en palabras. El compositor utiliza sonidos para transmitir pensamientos y sentimientos y también siente que cualquier esfuerzo por ponerlos en palabras oscurecería sus significados más profundos. El místico utiliza el silencio como forma de comunicación cargada de sentido. En la meditación, algo de la naturaleza creativa del ser alcanza un significado que no está limitado por la estructura simbólica del lenguaje. Las formas empleadas en este proceso creativo varían según nuestra comprensión de la naturaleza del cosmos y de la personalidad humana.