Se dice que cada persona debiera ser capaz de escribir por lo menos una novela: la historia de su vida. Si escribe más de una, entonces sería catalogada como novelista

Dividiremos esta autobiografía en capítulos que representan las distintas etapas que hemos vivido. Están consideradas en ciclos de 7 años, o sus múltiplos, como sigue:
0 a 7 años – Infancia
7 a l4 años – Niñez
l4 a 2l años – Adolescencia
2l a 28 años – Juventud
28 a 42 años – Edad adulta
42 a 56 años – Edad madura
63 adelante – Vejez
Las iremos tratando en detalle, dando las indicaciones del caso para que puedan ir reflexionando sucesivamente sobre ellas durante un tiempo preestablecido (una semana o más) pero sin pretender que durante ese breve tiempo ustedes puedan “vaciar su saco” por completo.
Conviene ir escribiendo estas reflexiones para poder releerlas cada cierto tiempo y añadir algunas otras. La idea es que hagan un esbozo, según las pautas que detallaremos, para continuar más adelante profundizando la narración. Puede llegar a ser una tarea apasionante el reencontrarnos con episodios vividos en los que pusimos tanto sentimiento: dolor y alegría mezclados.
Recomendamos expresarnos en tercera persona, para mantener una actitud de objetividad. Es bueno ir leyendo en voz alta a medida que escribimos, porque eso ayuda a dar vida a los recuerdos.
INFANCIA:
De 0 a 7 años.
Es la etapa en que se crea el ego. El niño comienza a desarrollar su centro personal, su propio yo, su punto de gravedad. El juego es la actividad mediante la cual el niño descubre el mundo.
lo de escribir un libro, lo habia pensado,
pero siempre lo descartaba, porque pensaba
que era muy dificil.
De esta manera tan sencilla, como lo des-
cribes por etapas de vida y de años, todo
se simplifica y se acortan los periodos,
luego es fácil pensar y recordar cosas.
Muy inteligente, e interesante.
Me pondré a hacerlo como un hobby, y a la
vez, como una manera de recordar y descubrir cosas sobre mi misma, y también
de cambiar, lo que se pueda cambiar, o aceptar lo que no se pueda.
Gracias, Fernanda.
Un abrazo,
Ana Maria