En 1944 pudieron regresar a Taizé a reinstalar su comunidad cristiana de fundamento ecuménico, de comienzos extremadamente austeros, pues ni siquiera contaban con agua potable, y debían ir a buscarla al pueblo. Paulatinamente empezaron a acudir personas de todos los credos, algunas de las cuales se les unieron para llevar la vida sencilla establecida por la Regla que instaurara el hermano Roger luego de un largo retiro silencioso en 1953. Él mismo fue el prior desde 1946 hasta su muerte el 16 de Agosto de 2005, a los 90 años, cuando fue asesinado durante la oración vespertina, por una mujer con antecedentes psiquiátricos.
La comunidad, que cuenta con alrededor de 100 monjes de credos diversos provenientes de múltiples países en la actualidad, mantiene la vida sencilla y la acogida para todos los peregrinos y los que sufren. Cada cual se dedica a lo suyo: pintar íconos, o cerámicas, traducir o imprimir textos espirituales valiosos, o estudios. Se organizan encuentros ecuménicos locales y mundiales, principalmente entre los jóvenes del mundo, que han convertido la aldea en lugar de peregrinación y encuentro. En los alrededores se han instalados algunas comunidades de monjas, que apoyan la acogida de peregrinos.
La vida en Taizé se centra en la oración, el amor y la reconciliación. Tres veces al día todos, monjes y visitantes, se reúnen en la iglesia de la Reconciliación; al son de las campanas se detiene todo trabajo y la comunidad se congrega. Las campanas y cantos de Taizé son característicos, y las grabaciones dan la vuelta al mundo, con su tono de letanía que invita a la meditación. Se ha construido una laguna artificial, propicia a la contemplación y la meditación.
A lo largo del desarrollo de la comunidad a través de más de 60 años se ha buscado mitigar en dolor de los que sufren, tanto por la pobreza, como por la persecución política o religiosa. Emisarios de la comunidad traspasaban la cortina de hierro a partir de los años 50, para brindar apoyo y consuelo a la Europa del Este; del mismo modo, se ha proporcionado ayuda a regiones aquejadas de catástrofes naturales, de hambrunas o conflictos sociales o políticos, o se ha acompañado a los marginados de distantes regiones, viviendo con ellos y compartiendo amorosamente sus circunstancias.