Por el Don que Él hace a su Iglesia, Cristo libera, en efecto, en cada cristiano las fuerzas del amor y le da un corazón universal de artesano de justicia y de paz, capaz de unir a la contemplación una lucha evangélica por la liberación integral del hombre, de todo hombre y de todo el hombre.
Queridos hermanos, os agradezco el haberme invitado y el haberme dado de esta manera la ocasión de volver a Taizé Que el Señor os bendiga y os guarde en su paz y en su amor!
Al marcharse, el Papa les dice, a modo de despedida: Debo confesaros que marcho, y con tristeza. Pero el papa debe obedecer! Él tiene muchos superiores!
Cuando un hermano se compromete con la comunidad, a seguir su vida y regla, debe sellar ese compromiso con un pronunciamiento, del cual transcribimos algunas partes:
Hermano, qué pides?
La misericordia de Dios y la comunidad de mis hermanos.
Que Dios lleve a término en ti lo que Él mismo ha comenzado.
Este es un camino contrario a toda lógica humana, pero no podrás avanzar en él más que por la fe y no por la visión, seguro siempre de que quien ha perdido su vida por Cristo, la volverá a encontrar.
Camina de ahora en adelante tras las huellas de Cristo. No te preocupes por el mañana. Busca primero el Reino de Dios y su justicia. Abandónate, entrégate, y será derramada en tu seno una medida repleta, apretada, desbordante.
Duermas o veles, de noche y de día, la semilla germina y crece sin que tú sepas cómo.
Guárdate de desplegar tu justicia ante los otros para ser admirado. Que tu vida interior no te de un aire triste, como aquél que ostenta un rostro descompuesto para que los demás lo vean. Unge tu cabeza, lava tu cara a fin de que sólo tu Padre que ve en lo secreto conozca la intención de tu corazón.
Mantente en la sencillez y la alegría, la alegría de los misericordiosos, la alegría del amor fraterno.
Sé vigilante. Si debes reprender a un hermano, que sea a solas, él y tú.
Ten la preocupación de la comunión humana con tu prójimo.
Confíate. Has de saber que un hermano tiene el encargo de escucharte. Compréndele para que cumpla su ministerio con alegría.