Así Mahavira se convirtió en jina. Y aquellos que anhelan seguir la senda de la conquista de sus enemigos internos son conocidos como Jaín. Jaina no es cualquier religión o cualquier secta o congregación, Es una forma de vida, de pensamiento y de práctica. Cualquier seguidor de la no violencia, que toma en consideración la relatividad del pensamiento, que conoce la invisible vibración de los karmas, es un Jaín. Mahatma Gandhi, el Padre de la India, un hindú de nacimiento, siguió el mensaje de la no violencia y llevó esta comprensión al movimiento político. Gandhi escribió una vez: “Aunque no nací como un Jaín, soy más que un Jaín”. No hay bautismo, ni ceremonia, ni ritual, Se es un Jaín por la práctica y el tipo de vida.
Todo el énfasis de esta filosofía no está en ningún ritual externo, sino en la investigación, percepción y transformación interior. Y para efectuar la transformación se requiere una transmutación. Todo adentro cambia. Esta es la razón por la que hoy vamos a examinar algunas ideas acerca de la meditación, Es un vasto tema que implica una toma de consciencia seria, sincera, consistente y constante para poder entrar en meditación. No puede suceder en forma inmediata. La verdadera meditación no puede ser “meditación instantánea”. Lo que sí es que, luego de una larga práctica, ustedes pueden entrar en meditación en un instante. Esto puede suceder si la persona tiene algún trasfondo previo, alguna experiencia anterior.
En mi caso, cuando comencé en este camino, practiqué silencio por cinco años. Yo quería conocer el secreto de las palabras, el misterio de la vida y lo que hay más allá de la muerte. Existe la muerte real? Cuando ustedes guardan silencio, al principio se sienten incómodos porque tienen el hábito de expresar
sus opiniones hablando y haciendo ruido; pero, cuando están en silencio por largo tiempo, este es difícil
de romper cuando llega el momento. La paz es tan profunda en ustedes que disfrutan estar en silencio. Sus ojos y sus oídos están abiertos, ustedes están abiertos al universo. Y están oyendo todo, hasta el sonido del silencio.