La atención, la más importante de las siete cualidades, va seguida por dos grupos de factores que deben estar en equilibrio. En el primer grupo se cuentan la energía, la investigación y el arrebato; en la segunda serie de factores están la concentración, tranquilidad y ecuanimidad.
Los tres primeros condicionan una cualidad mental muy activa. Aquí energía significa el esfuerzo por mantenerse consciente; investigación significa considerar muy profundamente la experiencia
o vivencia al explorar el propio proceso, y arrebato significa júbilo e interés en la mente.
Estos tres elementos deben estar equilibrados por la concentración, la tranquilidad y la ecuanimidad. La concentración es unidireccionalidad, quietud, capacidad de enfocar poderosamente la mente; la tranquilidad es una especie de silencio interior, una investigación más silenciosa que plena de pensamientos; la ecuanimidad es un calmo equilibrio en relación con las circunstancias cambiantes de la experiencia. La atención, cuando se cultiva, llega a ser la causa de la aparición de las siete cualidades. Es el factor clave de la meditación, el que fomenta a los demás y los equilibra.
En la psicología occidental se insiste mucho en los factores activos, que incluyen la investigación y la energía consagradas a la comprensión del propio ser. Pero en Occidente ha faltado, lamentablemente, la comprensión de la importancia de los factores complementarios de concentración y tranquilidad. Sin cultivar la concentración y la tranquilidad, el poder de la mente es limitado y el alcance del entendimiento que es posible lograr, bastante reducido. A la inversa, en las tradiciones orientales es frecuente que la dificultad resida en la acentuación excesiva de la concentración y la tranquilidad. Estos factores pueden condicionar maravillosas experiencias de arrebato, silencio mental y estados de trance o jhana. Pero sin el factor equilibrante de la investigación y de una enérgica observación de cómo son realmente las cosas, una práctica así no conducirá a una comprensión más profunda del sí mismo ni a la libertad de la iluminación.
Cultivar la atenciòn ¿no es una acciòn
del ego que pretende conseguir la ilu-
minaciòn u otras cosas? “La atenciòn to-
tal es la negaciòn de los resultados a
que da lugar la inatenciòn” señala el
filòsofo, sicòlogo y mìstico Krishnamur-
ti. Y esta negaciòn no es una acciòn del
ego, es ver lo falso como falso y negarlo.