En la práctica, entendernos a nosotros mismos es emplear la concentración de la mente como instrumento y aplicarla con consciencia e investigación. Lo interesante de este modelo es que no toma una forma específica, sea sufi, budista, hindú o psicoterapéutica. Tal como se dice en el Manual de Iluminación para Holgazanes(Golas, 1972), a la iluminación no le importa cómo se llegue a ella. Cualquier método que cultive estas cualidades mentales y las equilibre es bueno. Cualquier técnica que pueda llevar al lector a
un lugar de quietud, claridad y apertura le conducirá a una comprensión directa de las verdades espirituales básicas. La verdadera naturaleza de nuestro ser siempre es accesible a la vista, si cultivamos nuestra capacidad de ver.

Cuando entendemos la práctica espiritual como el simple cultivo de ciertas cualidades mentales, podemos entender una amplia variedad de tradiciones aparentemente diversas.

Al parecer hay varios niveles de desarrollo por los cuales pasa la gente y muchas maneras de describir estos niveles. En el primero, la gente simplemente se da cuenta de hasta qué punto está dormida, lo cual
es una de las visiones interiores más importantes. Al intentar prestarse atención a sí mismas y estar tan presentes como les sea posible durante todo el día, casi todas las personas se quedan atónitas al comprobar la cantidad de tiempo que pasan funcionando con el piloto automático; es una visión interior que comienza a cambiar a las personas cuando ven los beneficios de una auténtica vigilia. Les da mayor motivación para la práctica y genera una apertura que les permite mirar con más realismo la forma en que se ven a sí mismos en su mundo.

El segundo nivel de intuiciones es lo que yo llamaría revelaciones psicodinámicas o de personalidad. La gente empieza a ver con más claridad las pautas de sus motivaciones y de su comportamiento. Alguien puede decir, por ejemplo: Vaya, ahora que me fijo, advierto que me relaciono de cierta manera con la gente porque estoy siempre buscando aprobación, o siempre intento impresionar bien, o siempre me da miedo tal o cual cosa, etc. En el proceso de la meditación de percepción hay una especie de iluminación que se parece mucho a hacer terapia solo, simplemente escuchando y prestando atención. Estas intuiciones, unidas a la aceptación que proviene de una percepción no valorativa de nuestras pautas de comportamiento, promueven el equilibrio mental y la comprensión de manera que pueden reducir nuestra identificación y sufrimiento neuróticos.