La realidad objetiva nos permite conocer nuestros deseos más allá de los miedos y los deseos superficiales, así podremos llegar a ser más eficientes y más justos. Ver las cosas como esperamos que sean no es más que una ilusión, verlas como son nos impide decepcionarnos, a la vez que nos permite una adecuada adaptación. De esta forma podremos ser autónomos en nuestros comportamientos, libres de nuestras pasiones, miedos y exaltaciones.

Niveles del trabajo sofrológico:
Estas demarcaciones, como en todo trabajo de crecimiento, de ninguna manera son rígidas, sino que, por sobre todo, representan esquemas de ordenamiento, ya que para todo aquel que ha caminado en la búsqueda de sí, no es novedad lo variado y personal que es el camino.

Primer Nivel o Físico:
Este nivel es el más conocido y practicado y es el que corresponde a todas las técnicas de relajación del cuerpo y las percepciones de este. Además de la relajación estática, tenemos el extenso campo de la relajación dinámica, que desarrolla la sensorialidad a partir de la práctica de ejercicios nacidos del Hatha Yoga. A este nivel también pertenecen todos los ejercicios de percepción y visualización orientados al conocimiento y aceptación del cuerpo, ya que muchos trastornos de la personalidad están ligados a la corporalidad mal vivida. Esta auto visualización – extraída de antiguas técnicas tibetanas – nos ayuda a modificar actitudes y logra resultados impactantes a nivel fisiológico, por eso también es de gran uso en la rehabilitación física posterior a traumatismos y enfermedades, así como también en los casos de obesidad.

Segundo Nivel o Emocional:
En este campo tan fluido y cambiante se privilegian los sentimientos agradables, ya que la sofrología postula que si se parte de sentimientos positivos es más fácil enfrentar la realidad en buena forma.

Los modernos sistemas de comunicaciones nos llevan a vivir en una Aldea Global , lo que nos permite tener acceso a toda la información planetaria; pero, a la vez, la imposibilidad de actuar eficazmente frente
a la proliferación de noticias catastróficas, da lugar a una angustia que a menudo nos paraliza y nos lleva
a desconocer nuestro propio rol de célula del mundo.