Por lo tanto, esta forma de comunicación telepática es de dos tipos, pero siempre involucra al plexo solar:

a) Entre dos personas comunes va de un plexo solar a otro, cuando son emotivas, gobernadas por el deseo y centralizadas principalmente en los cuerpos emocional y físico.

b) Entre una persona que emplea el plexo solar y otra más evolucionada, cuyo plexo solar funciona activamente y también está activo el centro laríngeo. Este tipo de persona registra en dos lugares, siempre que el pensamiento captado que envió la persona que emplea sólo el plexo solar tenga algo de sustancia o energía mental. El sentimiento y las emanaciones totalmente emotivas entre las personas sólo requieren el contacto del plexo solar.

Más adelante, cuando se emprenda el trabajo de telepatía en forma grupal, en los centros de trasmisión donde estén implicados los sentimientos elevados y consagrados, la devoción, la aspiración y el amor, y donde los grupos trabajen con amor altruísta, la comunicación será de un corazón a otro (centro cardíaco Anahata) y del corazón de un grupo al corazón de otro. A la frase hablar de corazón a corazón, usada tan
a menudo, no se le da por lo general su verdadero significado, pero algún día se le dará. Actualmente constituye una conversación entre plexos solares.

La segunda forma de trabajar telepáticamente es de mente a mente (centro Ajna), y esta forma de comunicación hoy está siendo investigada intensamente. Sólo lo hacen ciertos tipos de mente, y cuanto más puedan ser eliminados la emoción, el sentimiento y los deseos, más exacto será el trabajo realizado.

El intenso deseo de triunfar en el trabajo telepático y el temor al fracaso son los medios más seguros para contrarrestar el esfuerzo fructífero. En todo trabajo de esta índole, una actitud de desapego y un espíritu de indiferencia son de verdadera ayuda. Los experimentadores necesitan dedicar más tiempo y reflexión a los distintos tipos de fuerza. Deben comprender que la emoción y el deseo de algo, por parte del agente receptor, crea emanantes corrientes de energía que rechazan o repelen aquello que trata de hacer contacto, como por ejemplo los pensamientos dirigidos de alguien que desea ponerse en comunicación. Cuando estas corrientes son bastante fuertes, actúan como un boomerang y vuelven al punto de partida, atraídas por el poder de la vibración que las proyectó. Este concepto encierra la causa del fracaso de: