Esta es una actividad bien difícil porque nos cuesta ver en nosotros lo que rechazamos en otros, así como el descontrol, desorden y desborde del Cherry Plum le resulta intolerable aceptar al Rock Water o como el Vervain se enoja con la actitud de desdén y superioridad de un Water Violet. La intolerancia y el enojo denuncian la presencia en la propia sombra de lo que se rechaza en el otro. Dicho sea de paso, estas consideraciones implican una estrategia prescriptiva a la hora de seleccionar los remedios florales.

Entonces, la primera labor terapéutica es que  la persona entre en contacto con aquellos aspectos suyos que hasta ahora desconoce  y que los sienta como propios.  Concretamente que incorpore los afectos que por ausentes se vuelven como síntomas, ya que el síntoma es y será finalmente el resto conmemorativo de una emoción suprimida.

 

Efectos sutiles y a largo plazo

Hay un espectro completo de respuestas a las esencias florales.  Algunas personas informan haber obtenido resultados intensos de forma inmediata y discernible.  Otros parecen no notar diferencia alguna y pueden percibir sólo leves cambios en su bienestar y sus estados emocionales y  mentales después de un período considerable de tiempo.  La mayor parte de las personas responden a las esencias en un nivel que estaría en medio de esta escala.

Los efectos de las esencias florales son sutiles y acumulativos.  Dicho de otro modo, es raro que alguien experimente una catarsis o una transformación de forma inmediata.  Las esencias obran día a día, en forma gradual desde dentro hacia afuera, al despertar las fuerzas curativas y la transformación interior.  Resulta crucial tener paciencia, respaldada por constancia, para que las esencias florales sean efectivas.

Debido a que las esencias se usan para transformar la vida interior, es posible que no las experimentemos  de manera muy directa.  Es más probable que observemos sus efectos a través de un período de tiempo, a medida que notamos cambios sutiles en la forma en que actuamos, en la forma en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás, o incluso diferencias muy reales en nuestro sentido de bienestar físico.  Con frecuencia son los demás –nuestros amigos, nuestra familia o nuestros compañeros de trabajo- quienes notan primero los cambios en nuestras actitudes y comportamientos y nos llaman la atención sobre ellos.