La psicología del sacrificio no deseado es muy distinta de la del sacrificio voluntario. Hay momentos y períodos en nuestra vida en los que el sacrificio genuino de lo que más amamos es esencial para continuar creciendo. Si este sacrificio no se hace voluntariamente, es decir, conscientemente y con un sufrimiento plenamente consciente de la pérdida, el sacrificio ocurrirá inconscientemente. En ese caso, no nos sacrificaremos en busca del crecimiento sino que seremos sacrificados por un crecimiento extraviado.

Cuando la figura de la víctima interior es arrojada al león de la gran diosa Necesidad (Ananké), es en esa arena dondequiera que seamos despedazados por el dolor o la injusticia – donde la ciega Necesidad trata de convertirse en Destino útil. Los acontecimientos y experiencias que nos inflingen dolor, pérdida, aflicción, daño y abandono son los ritos de paso y las ofrendas sacrificiales que nos incrementan , que nos obligan a madurar.

Nuestra figura interior de víctima, herida y desamparada, a veces es rescatada por la reflexión interior, cuando se reconoce también al victimizador interior. Podemos ser victimizados por cualquiera de nuestras insensateces, defectos de carácter, errores de previsión o de juicio y traiciones a uno mismo. Podemos ser víctimas de cualquier deidad o poder arquetípico cuyos servicios hayamos descuidado: Eros se mofa de nosotros con insaciables deseos, Saturno retiene como rehenes en la cárcel de la depresión a nuestra alegría y libertad, Hera nos vuelve locos por la monogamia, Afrodita nos tortura con los celos y la inseguridad del amor.

Pero la victima interior no siempre ha de ser rescatada: de hecho, una vez rescatada, ya no es una verdadera víctima. Esa figura interior, sufriente y desamparada, obtiene su sentido precisamente de su sufrimiento y su desamparo: es esta aceptación de la limitación y vulnerabilidad humanas lo que se ofrece como sacrificio a los poderes, deidades, dioses o arquetipos que gobiernan la vida psíquica. Tal vez el arquetipo de la víctima, con la infinita soledad de su dolor, sea la imagen que tiene el mayor conocimiento (gnosis) de lo que significa ser humano. Conocer a la sagrada víctima en uno mismo es experimentar finitud y el carácter destinal de la vida que permiten someternos a la propia humanidad, sacrificando el deseo tan humano de ser dios en todas las cosas.

Lynn Cowan

Traducido y extractado por Farid Azael de
Lynn Cowan.- Masochismo, a Jungian View