El ego está estrechamente relacionado a las acciones de aferramiento e identificación. Pero una vez que aprendemos a meditar, el ego empieza a perder su poder sobre nosotros. El ego es un concepto basado en ciertas imágenes o interpretaciones que emergen a través de nuestros sentimientos y sensaciones, son simplemente condicionamientos sin ningún significado sustancial. La persona que confía en su meditación encuentra que no hay nombre ni forma en la experiencia.
Mucha gente cree que esencia y ego son lo mismo. Mientras más profundamente investigamos y más refinada es nuestra comprensión, nos damos cuenta con más fuerza de que no existe ni ego ni esencia. Son simples palabras vacías que no tienen significado.
A veces, al concentrarse, vienen a la superficie imágenes subconscientes, pueden ser memorias o arquetipos. Muchas experiencias no familiares surgen inesperadamente a la consciencia. Algunas técnicas de meditación originan y estimulan estas imágenes. Esta clase de experiencia significa que estás en el camino de la meditación. La concentración lleva a tales experiencias, pero también nos conduce más allá de ellas. Relájate y deja irse al vigilante. Trata de no estar consciente de nada. Usa paciencia, llega al fondo de tu meditación y trata de conectarte con esa sensación de profunda relajación: tu desasosiego irá cesando naturalmente. Así que no prestes atención a la cantidad o calidad de tu meditación, sólo tienes
que mantenerla abierta. Tú eres el centro de ella.
Si tu meditación es demasiado rígida o tensa, incluso puedes sentir jaqueca. Olvida el concepto de meditación, deja ir el sentido de propiedad. Cuando tienes ya sea una buena o mala experiencia, sientes
que tú eres el propietario. Este aferramiento crea una tensión. A menudo somos demasiado cuidadosos cuando meditamos, como si estuviéramos en una habitación con un lactante que duerme: al menor ruido,
el niño despertaría. Necesitamos relajarnos y perder esa actitud.
Sé cariñoso con tu cuerpo. Masajea gentilmente los músculos del cuello y la energía fluirá libremente. Deja ir todas tus tensiones y tus resistencias. No necesitas hacer nada en particular. Tus ojos, manos, estómago, huesos y músculos están todos cuidando de ellos mismos. Deja que tu percepción fluya a través de tu cuerpo y de tu mente.