4.- Alineamiento.- En el alineamiento de los tres vehículos o cuerpos: físico, astral, mental, y su estabilización mediante un esfuerzo de voluntad, empieza el verdadero trabajo del yo inferior por acercarse a su Yo Superior.

Es el cuerpo mental quien mantiene a los otros dos alineados. Recordemos que el yo permanente (hombre cuatro), quien representa a la voluntad, habita en las partes intelectuales de los centros. Cuando ambos cuerpos inferiores (físico y astral) están alineados, el cuerpo mental (o mente) puede establecer una comunicación directa con el cerebro físico, libre de obstrucciones e interferencias.

Cuando el alineamiento logra que los tres cuerpos inferiores se encuentren alineados con el cuerpo causal, y mantenidos firmemente en el radio de su influencia, puede verse actuando a los grandes dirigentes de la raza, aquellos que arrastran tras de sí a la Humanidad, los que reciben el nombre de “Discípulos Mundiales”.

Al comienzo se procura lograr la coordinación física, luego la estabilidad emocional, hasta que estos dos cuerpos funcionen como uno. Al extender la coordinación al cuerpo mental, el triple hombre inferior consigue desconectarse de la mayor parte de los estímulos de los tres mundos.

En el discípulo a prueba, este alineamiento se puede producir a grandes intervalos, en momentos de intensa aspiración. Antes de que el Ego se aperciba de su sombra (el yo inferior), éste debe de haber alcanzado la capacidad de trascender los tres mundos en mayor o menor medida. Cuando esta condición involucra las emociones, está basada en la mente y hace contacto con el cerebro físico, entonces empieza el alineamiento.

El logro de esta etapa depende de la purificación y disciplina del cuerpo físico y de la subyugación del cuerpo emocional. Esto hace que la materia elemental que los constituye se vaya sutilizando y haciendo más apta para recibir las vibraciones de los niveles abstractos, las que llegan por conducto del cuerpo causal situado en el tercer sub-plano del plano mental.