En cada vida vamos adquiriendo mayor estabilidad, eso es lo que se llama personalidad integrada (hombre cuatro), pero muy rara vez conseguimos alinear la triple naturaleza inferior con el cuerpo causal. Por lo general, es el cuerpo emocional sacudido por fuertes emociones, inquietudes y desasosiegos, quien se sale de la línea. Cuando llega a estar momentáneamente apaciguado, es el cuerpo mental con su rigidez producida por actitudes, prejuicios, etc., que no deja pasar la comunicación desde el plano superior hasta el cerebro físico. Son necesarias varias vidas de paciente esfuerzo en la práctica de la meditación para llegar a aquietar el cuerpo emocional y conseguir que el cuerpo mental sea permeable. Aún conseguido esto, se necesita gran disciplina para que ambos logros ocurran al mismo tiempo. Luego se debe trabajar en controlar el cerebro físico para que actúe como receptor fidedigno de la comunicación recibida.

Cada encarnación es representada a su término por una figura geométrica parecida a la de un cubo en perspectiva. Las formas de vidas primitivas son intrincadas, burdas y de contornos torpemente definidos, como un dibujo trazado por un niño pequeño. Las formas construidas por el hombre medianamente evolucionado son de contornos bien definidos y precisos, porque los cuerpos han estado mejor coordinados. Pero en el camino hacia el discipulado aceptado, la meta consiste en fusionar todas las líneas en una sola, lo que se realiza gradualmente. Esta única línea es el antahkarana.

Al final del alineamiento, antes de pasar a la etapa siguiente, se pronuncia el OM, haciéndolo resonar en voz alta en el triángulo del pecho y, por último, mentalmente, en el triángulo de la cabeza. La O se pronuncia larga y redonda y la M se hace vibrar. Se repite tres veces en cada triángulo, imaginando el sonido como una fuerza purificadora que limpia el aura de cada uno de los cuerpos, dejándolos libres de acumulaciones obstructivas.

5.- Fijación en un punto.- Es el recogimiento de la consciencia en un punto ubicado en el centro de la cabeza (hipotálamo). La atención debe ser tan intensa que se dejen de percibir los estímulos que afecten a los sentidos. Una vez conseguido esto: