En primer lugar, existe un riesgo inherente al enseñar la teoría de la “nada” del hombre, es decir, la teoría de que el hombre no es sino el resultado de sus condiciones biológicas, sociológicas y psicológicas o el producto de la herencia y el medio ambiente. Esta concepción del hombre hace de él un robot, no un ser humano. El fatalismo neurótico se ve alentado y reforzado por una psicoterapia que niega al hombre su libertad.
Cierto, un ser humano es un ser finito, y su libertad está restringida. No se trata de liberarse de las condiciones, hablamos de la libertad de tomar una postura ante esas condiciones. Como ya indiqué en una ocasión (Value Dimensions in Teaching, una película en color para la televisión, producida por Hollywood Animators, Inc., para la California Júnior College Association): tengo el pelo gris; soy responsable de no ir al peluquero a que me lo tiña, como hacen bastantes señoras. De manera que, tratándose del color del pelo, todo el mundo tiene un cierto grado de libertad.
Crítica al Pandeterminismo
Se culpa con frecuencia al psicoanálisis de lo que se llama pansexualismo. Yo, por mi parte, dudo de que tal reproche haya sido alguna vez legítimo. Ahora bien, sí hay algo que a mí me parece todavía una presunción más errónea y peligrosa, a saber, lo que yo llamaría “pandeterminismo”. Con lo cual quiero significar el punto de vista de un hombre que desdeña su capacidad para asumir una postura ante las situaciones, cualesquiera que éstas sean. El hombre no está totalmente condicionado y determinado; él es quien determina si ha de entregarse a las situaciones o hacer frente a ellas. En otras palabras, el hombre en última instancia se determina a sí mismo. El hombre no se limita a existir, sino que siempre decide cuál será su existencia y lo que será al minuto siguiente.
Análogamente, todo ser humano tiene la libertad de cambiar en cada instante. Por consiguiente, podemos predecir su futuro sólo dentro del amplio marco de la encuesta estadística que se refiere a todo un grupo; la personalidad individual, no obstante, sigue siendo impredecible. Las bases de toda predicción vendrán representadas por las condiciones biológicas, psicológicas o sociológicas. No obstante, uno de los rasgos principales de la existencia humana es la capacidad para elevarse por encima de estas condiciones y trascenderlas. Análogamente, y en último término, el hombre se trasciende a sí mismo; el ser humano es un ser autotrascendente.