Antes de decidir que la manera de evitar el envejecimiento es hacer mucho ejercicio, ten en cuenta, que según la física, eso no es sinónimo de sudor y esfuerzo. Es necesario un ejercicio regulado para crear orden y oponerse a la ley de entropía, pero el ejercicio produce efecto, sin importar lo mucho o poco que hagas, pues brinda al cuerpo la posibilidad de restaurar sutiles patrones de funcionamiento. Esta conclusión basada en el concepto cuántico ha emergido lentamente a través de pequeñas investigaciones. En los años sesenta, un fisiólogo sueco llamado Bengt Saltin quiso observar los efectos que tenía sobre el cuerpo humano el reposo absoluto en cama. A los pacientes gravemente enfermos siempre se les había indicado recuperarse en cama, pero había algunas dudas de que este consejo fuera prudente. Saltin pidió a cinco jóvenes cuyo estado variaba entre lo excelente y lo sedentario, que permanecieran tres semanas acostados en la cama las veinticuatro horas del día. Al terminar ese tiempo descubrió, estupefacto, que todos sus sujetos, cualquiera que fuese su estado físico previo, sufrían una disminución en su capacidad aeróbica igual a veinte años de envejecimento.

Fue un hallazgo asombroso, pero la parte màs fascinante es que, cuando se permitió a cada sujeto levantarse de la cama durante cinco minutos al día, se evitó casi toda la pérdida de función. No era necesario moverse ni utilizar los músculos de modo alguno. La simple exposición a una fuerza cuántica (la ley de gravedad) permitía que los cuerpos se mantuvieran normales. En un estudio estadounidense posterior se examinó a unas corredoras para ver si el ejercicio físico intenso evitaba la osteoporosis. Según algunos expertos, la mejor protección contra la enfermedad no es tomar suplementos de calcio ni de estrógenos sino lograr una buena densidad ósea en los años de la juventud. Como los huesos se fortalecen cuanto más peso deben soportar, la carrera de larga distancia debería aumentar la densidad ósea de las piernas en una proporción considerable. Aplicado al envejecimiento esto va más allá de la osteoporosis, en la que los huesos adelgazan de manera extremada. Sin llegar a contraer la enfermedad, el envejecimiento debilita los huesos a casi todo el mundo. Entre los muy ancianos, las fracturas de cadera afectan a una de cada tres mujeres y a uno de cada seis hombres.