Se comparó la densidad ósea de un grupo de jóvenes corredoras con la de mujeres que no se ejercitaban regularmente. Aunque eran un 20% más delgadas que las no deportistas, las corredoras tenían huesos más fuertes en las piernas. Esto tenía sentido, pues esos huesos estaban sometidos a más trabajo y soportaban más peso; pero los investigadores se llevaron la sorpresa de descubrir que las corredoras también tenían huesos más densos en los antebrazos, a pesar de que estos no recibían ningún peso adicional. De algún modo, todo el esqueleto compartía el mensaje de depositar más calcio en el tejido óseo, gracias a las señales químicas (probablemente bajo la forma de hormonas) activadas en el plano cuántico. Todo el cuerpo sabía que se hacía ejercicio.

En términos cuánticos, lo que promueve el orden es beneficioso para oponerse a la entropía. Toda la fisiología es una isla de entropía negativa; por lo tanto, debemos dirigir nuestros esfuerzos a conservar el orden en todos los aspectos. Como el cuerpo utiliza tanto la creación como la destrucción para mantener
en marcha sus procesos vitales, la solución no está en el trabajo constante. Es preciso equilibrar el ejercicio con el descanso, porque durante el ejercicio se produce una extensa destrucción muscular que debe restaurarse en los períodos de descanso. En todos los aspectos de la vida la clave es el equilibrio, término muy general que puede dividirse en:

Moderación
Regularidad
Descanso
Actividad

Moderación significa no llegar a extremos. Regularidad es seguir una rutina consecuente. Descanso es descanso. Actividad es actividad. Estas cuatro cosas parecen sencillas, pero tan sólo la especie humana tiene control sobre ellas, por ser la única especie dotada de consciencia de sí. En los animales inferiores
es el instinto el que dicta el ciclo de descanso y actividad, que los humanos pueden ignorar libremente. Si
lo ignoramos en la dirección equivocada, lo que hacemos es acelerar la entropía. Esto se ha hecho visible en los peores aspectos de la vida moderna, que paradójicamente mezcla la mayor comodidad con un creciente desorden.