Un llamativo ejemplo de cómo reflejan nuestros cuerpos el desequilibrio de nuestro estilo de vida está en los trastornos cardíacos, principal dolencia de los ancianos de nuestra sociedad, causantes de más muertes que todas las otras enfermedades sumadas. El hecho de que la vida moderna tienda a ser tan desequilibrada en desafío a las necesidades innatas del cuerpo, no pasa desapercibido para la fisiología.
Tu cuerpo envía señales inconfundibles cada vez que no se satisfacen sus necesidades. El estómago dice que está demasiado lleno, los músculos tiemblan cuando se les exige más allá de su capacidad. Quienes prestan atención a los instintos del cuerpo, quienes tratan de fluir con la actividad diaria en vez de empujar y correr, tienen más posibilidades de establecer un ritmo natural, pese a los pocos requisitos físicos de la vida moderna.

Los gerontólogos han descubierto que el músculo tiene mucha responsabilidad en la vitalidad general del cuerpo. Basándose en su investigación, Evans y Rosenberg afirman que, al adquirir músculos en años avanzados, las personas pueden rejuvenecer notablemente toda su fisiología; siendo que antes se consideraba que la pérdida de fuerza muscular era inevitable al aumentar la edad. Las investigaciones probaron decisivamente que esta tendencia se puede revertir. Se sometió a doce hombres cuyas edades variaban entre 60 y 72 años a tres sesiones semanales de levantamiento de pesas bajo supervisión, durante tres meses. Al terminar el experimento, la fuerza de los hombres había aumentado dramáticamente; el tamaño de sus cuadriceps era más del doble y los poplíteos se habían engrosado a más del triple.

El mismo régimen de ejercicio que desarrolló los músculos ayudó a poner en línea a los otros bio-marcadores: mejoró la presión arterial y la tolerancia del azúcar sanguíneo; se revirtió la típica declinación metabólica de la edad avanzada y se estabilizó la capacidad del cuerpo para regular su temperatura interna. El buen estado físico también se relaciona íntimamente con el bienestar general. Aunque no era ese el objetivo principal, los participantes del experimento se sentían mucho más jóvenes y de mejor ánimo.