Kabir dice:
Ya esté en el templo o en el balcón de mi morada,
en un campo o en un jardín de flores,
os digo, en verdad,
que en todo momento mi Señor se deleita conmigo.

LIV
¡Sutil es el sendero del amor!
No hay en él preguntas ni silencios;
toda criatura se aniquila a sus pies,
se hunde en el gozo de buscarlo a El,
se sumerge en las profundidades de su amor,
como el pez en el agua.
El enamorado siempre está dispuesto
a ofrecer su vida en servicio de su Señor.
Kabir revela el secreto de ese amor.

LV
Es verdadero Santo
aquel que puede revelar a ojos humanos
la forma de lo informe.
Es verdadero Santo
aquel que enseña el camino simple
que ha de seguirse para alcanzarlo a Él,
sin ocuparse de ritos ni de ceremonias.
Es verdadero Santo
aquel que no te hace cerrar las puertas,
ni retener el aliento,
ni renunciar al mundo;
el que te hace ver al Espíritu Supremo
doquiera haya inteligencia;
el que te enseña a conservar la calma
en medio de la actividad.
Inmerso para siempre en la felicidad,
y sin temor alguno en el corazón,
el Santo mantiene, en medio de los placeres,
la armonía de su vida.
La infinita presencia del Ser infinito está en todas partes:
en la tierra, en el agua, en el cielo, en el aire.
Tan firme como el trueno, la sede del buscador
se halla establecida por sobre el vacío del espacio.
El que está en el interior está en el exterior.
Lo veo a Él, y a ningún otro.

LVI
Recibe la palabra de donde surgió el universo.
Esta palabra es: Maestro.
La he escuchado y me he convertido en discípulo.
¿Cuántos son los que han comprendido esta palabra?
Trata tú de comprenderla, ¡oh, Santo!
Los Vedas y los Puranas la proclaman.
El mundo se asienta en ella.
Los rishis y los devotos la dicen,
pero nadie conoce su misterio.
El padre de familia abandona su hogar cuando la escucha.
Los seis filósofos la comentan.
El espíritu de renunciación emana de ella.
De esa palabra nació el mundo de las formas.
Esa palabra lo revela todo.

Kabir dice:
¡Pero quién sabe de dónde viene esa palabra!