XCVI
Reflexiona bien, ¡oh, dulce amigo de mi corazón!
Si verdaderamente amas, ¿por qué duermes?
Si lo has encontrado, date a Él enteramente y únete a Él.
¿Por qué lo pierdes después de haberlo hallado?
Si una profunda necesidad de sueño cierra tus ojos,
¿por qué perder el tiempo haciendo la cama
y arreglando las almohadas?
Kabir dice:
Te he enseñado las vías del amor.
Aunque hubieras de ofrendar tu cabeza, ¿para qué llorar?
XCVII
El Señor está en mí, el Señor está en ti,
como la vida está en cada simiente.
Renuncia a un falso orgullo, ¡oh, mi servidor!,
y busca en ti a tu Señor.
Un millón de soles irradia Su luz.
Un océano azul se extiende en el cielo.
La fiebre de la vida se aplaca
y todos mis pecados se lavan
cuando permanezco en el seno mismo del mundo.
Escucha las campanas y los tambores de la Eternidad.
¡Regocíjate en el amor!
La lluvia cae sin agua y los ríos son torrentes de luz.
Sólo el Amor puede penetrar en ese mundo,
y pocos son los que saben estas cosas.
Están ciegos los que quieren verlas a la luz de la razón,
de esa misma razón que es la causa del alejamiento.
¡El Palacio está tan distante de la razón!
¡Bendito Kabir, que puede,
en el seno de la dicha infinita,
cantar en sí mismo el cántico
del encuentro del alma con el Alma,
el cántico del olvido de las penas,
el cántico que supera todo cuanto penetra en nosotros
y todo cuanto emana de nosotros!
XCVIII
Se acerca el mes de marzo.
¿Quién me unirá a mi Bienamado?
¿Cómo encontraré palabras
para expresar la hermosura de mi Amado?
Él y la belleza son una misma cosa.
Su color está en todas las imágenes del mundo;
es un hechizo del cuerpo y del espíritu.
Quienes conocen su hermosura
saben cuán inefables son los juegos de Su creación.
Kabir dice:
Oyeme, hermano mío:
pocos son los que han hecho ese descubrimiento.
XCIX
Sé, ¡oh, Narad!,
que mi Amado no puede estar lejos.
Cuando mi Amado se despierta,
yo me despierto;
cuando Él duerme,
yo duermo.
¡Aniquilado sea quien aflija a mi Bienamado!
Allí donde se cantan Sus alabanzas,
allí vivo yo.
Cuando Él camina,
yo camino ante Él.
Mi corazón suspira por mi Bienamado.
Una peregrinación sin fin se sucede a Sus pies,
y millones de devotos se prosternan sobre ellos.