XIII
¿Quién te servirá, oh, Señor increado?
Cada fiel adora al Dios que él se crea;
cada día recibe sus favores.
Algunos no lo buscan a Él, al Perfecto,
a Brahma, al indivisible Señor.
Creen en diez Avatares;
pero un Avatar que sufra las consecuencias de sus actos
no puede ser el Espíritu infinito.
El Uno Supremo debe ser otro.
Los yoguis, los sanyasis, los ascetas, dispútanse entre sí.
Kabir dice:
¡Oh, hermano!,
aquel que ha visto la irradiación de su amor,
ése está salvado.
XIV
El río y sus olas forman una misma superficie:
¿Qué diferencia hay entre el río y sus olas?
Cuando la ola se levanta es agua,
y al caer sigue siendo agua.
Decidme ¿dónde está la diferencia?
Porque la hayan nombrado ola,
¿ya no se la considerará como agua?
En el seno del Supremo Brahma,
los mundos se engarzan como las cuentas de un rosario.
Contempla ese rosario con los ojos de la sabiduría.
XV
Donde reina la Primavera, señora de las estaciones,
se escucha una música misteriosa.
Torrentes de luz caen por doquiera.
Pocos hombres pueden alcanzar esas riberas,
donde millones de Krishnas
se mantienen cruzados de brazos,
donde millones de Vishnús se prosternan,
donde millones de brahmanes leen los Vedas,
donde millones de Shivas se abstraen en contemplación.
Allí, millones de Indras y de innumerables semidioses
tienen al cielo por morada.
Allí, millones de Saraswatis, diosas de la música,
tañen la vina.
Allí, mi Señor se revela a Sí mismo,
y el perfume del sándalo y de las flores se esparce
en todos los dominios del espacio.
XVI
Entre los polos de lo consciente y de lo inconsciente,
el espíritu oscila.
Es el columpio donde están suspendidos
todos los seres y todos los mundos,
cuya oscilación nunca cesa.
A él se aferran millones de seres;
en él se columpian la luna y el sol en su carrera.
Transcurren millones de edades,
y el columpio sigue con su movimiento.
Todo oscila: el cielo y la tierra, el aire y el agua,
y el Señor mismo ahí personificado.
Y la visión de todo ello
ha hecho de Kabir el servidor de su Dios.