Silvano, cuyas Enseñanzas se encontraban entre los textos encontrados en Nag Hammadi pide: Poned fin al sueño que pesa con fuerza sobre vosotros. Partid del olvido que os llena de tinieblas … Por qué perseguís la oscuridad, aunque la luz esté a vuestra disposición? … La Sabiduría os llama y, pese a ello, vosotros deseáis la necedad… Un hombre necio … sigue los caminos del deseo de toda pasión. Nada en los deseos de la vida y se ha ido a pique … es como un barco que el viento zarandea de un lado a otro y como un caballo suelto que no tiene jinete. Porque este (caballo) necesitaba al jinete, que es la razón… , antes que todo lo demás… conócete a ti mismo.

El Evangelio de Tomás advierte que el descubrimiento provoca una gran confusión interior. Jesús dijo: Que aquél que busca siga buscando hasta que encuentre. Cuando encuentre, se turbará. Cuando se turbe, quedará asombrado y gobernará sobre todas las cosas

Los gnósticos cristianos interpretaban el Reino de Dios no como un hecho real esperado en la historia, sino como una transformación interna: Jesús dice: Si aquellos que os guían os dicen: Mirad, el Reino está en el cielo, entonces los pájaros llegarán antes que vosotros. Si os dicen: Está en el mar, entonces, los peces llegarán antes que vosotros. En vez de ello es un estado de autodescubrimiento. El Reino de Dios está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y os daréis cuenta de que sois los hijos del Padre que vive. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, entonces moráis en la pobreza y vosotros sois esa pobreza (Evangelio de Tomás).

Conocimiento Salvador.
El gnóstico se salva mediante el conocimiento. Pero, de qué se salva?. La doctrina gnóstica, por lo mismo que no existe una iglesia unificadora de criterios, es riquísima. Se pueden encontrar entre ellas infinidad de explicaciones sobre la creación del mundo y del hombre, sobre el papel del hombre en el mundo, la reencarnación, la resurrección de Cristo, el concepto de divinidad, entre otras. Sin embargo, hay principios en los que todos están más o menos de acuerdo. Es así que podemos decir que el conocimiento libera al hombre, en primer lugar de su cuerpo. El cuerpo es considerado una prisión del propio yo: Yo soy un dios, hijo de dioses, brillante, centellante, resplandeciente, radiante, perfumado y hermoso, pero ahora he caído en la miseria. Innumerables y repugnantes diablos se apoderaron de mí y me redujeron a la impotencia (Texto kanteo). Yo sufro en mi vestimenta corporal a la que ellos me trajeron y me arrojaron. (Ginzá, Libro sagrado de los mazdeístas) .