Toda la Manifestación – lo que llamamos Universo – está regida por los Siete Rayos que emanan del Absoluto a través de la Trinidad o Ley de Tres; Trinidad que está en el origen de las grandes religiones:

Taoismo Yang – Yin – Tao
Hinduismo Brahma – Shiva – Visnú
Catolicismo Padre – Hijo – Espíritu Santo

Esta trinidad está formada por los tres primeros rayos, llamados Rayos de Aspecto: Voluntad-Poder, Amor-Sabiduría e Inteligencia Activa. De este tercer Rayo se derivan los otros cuatro llamados Rayos de Atributo: Armonía a través del Conflicto, Conocimiento Concreto, Devoción-Fanatismo y Magia-Ceremonial.

Considerándolos a escala humana, todos nosotros debiéramos tener – en teoría – cinco de estos siete rayos. Decimos en teoría porque eso depende de nuestro nivel de ser. Quienes no han empezado aún un Camino de Crecimiento, tienen los rayos que rigen sus tres cuerpos:

Cuerpo físico-etérico 7 Rayo Magia – Ceremonial
Cuerpo emocional 6 Rayo Devoción – Fanatismo
Cuerpo mental 5 Rayo Conocimiento Concreto

Lo habitual es que predomine uno de estos tres cuerpos, que es quien decide el rumbo que toma la vida de esa persona. En este mismo orden, Gurdjieff los denominaba: Hombre 1, Hombre 2 y Hombre 3.

Después de un largo y difícil Trabajo sobre Sí – basado en la Auto-observación – la persona consigue desarrollar un Yo permanente que controla a esos tres cuerpos, es la Personalidad Integrada, Hombre 4 en la terminología de Gurdieff. Esa Personalidad tiene su Rayo propio, que puede ser cualquiera de los siete.

Es la Personalidad Integrada – Hombre 4 – quien postula a la primera iniciación, la que empieza a sentir la influencia del Rayo de su Yo Superior, que puede ser cualquiera de los siete. Una vez iniciado, recién puede decir que tiene cinco Rayos.

Características de los Rayos.

Primer Rayo de Voluntad – Poder:

Virtudes Especiales.- Fortaleza, valor, constancia, veracidad proveniente de la absoluta falta de temor, poder de gobernar, capacidad para captar las grandes controversias con amplitud de criterio, para manejar a los hombres y tomar decisiones.