Soñé que me soñaba a mí mismo. O es que soñaba que alguien me soñaba? No lo recuerdo, pero al despertar supe que, por causa del sueño, un sueño que no había pedido, desde ese día toda mi vida podía ser diferente.

Qué es un sueño? Un sueño es un misterio a develar, o un espejo que refleja facetas del inconsciente; o una llamada para vivir la vida plenamente; pero, por sobre todo, un sueño es una creación que revela aspectos de nosotros mismos, y esto es lo que los hace significativos. En los sueños estamos en escena, siendo el soñante a la vez el guionista, director, actor y espectador de su propio sueño. Hay un comienzo, donde se prepara la escena a representar, un centro dramático donde se desarrolla la complicación o conflicto que crea la tensión entre los elementos ya presentados y un final, resolutivo o no.

Existe una gran variedad de sueños, entre los que se destacan los arquetípicos, los compensatorios, los espirituales, los predictivos, los sexuales, los lúcidos, las pesadillas, los psíquicos, los llamados grandes sueños, y por último el sueño ordinario que sería producto de nuestra actividad diaria que sigue circulando asociativamente. La clasificación puede ser realizada sobre la base de los contenidos, por temas, o según el nivel de profundidad del inconsciente al que acceda el soñante durante su período REM, o de sueño con contenido onírico.

Todas las noches dormimos y soñamos. Para Jung, “un sueño es una puertecilla escondida en los más íntimos y secretos espacios del alma, abriéndose a esa noche cósmica que fue la psique mucho antes de que hubiera consciencia del ego, y que seguirá siendo la psique por mucho que esa consciencia se extienda. Es esa consciencia del ego la que nos separa de ella. En cambio, en el sueño penetramos en el hombre más profundo, más verdadero y eterno que se encuentra en esa noche inicial, donde todavía era el Todo y el Todo estaba en él, en la naturaleza indiferenciada, desnuda de toda individualidad.”

Lamentablemente, es muy poco lo que hacemos con nuestros sueños. Es como si se nos diera en herencia un campo repleto de tesoros enterrados, en el que después de una lluvia aflorase un poco de oro. Lo vemos, incluso lo tocamos, y sin embargo no nos comprometemos a excavar para desenterrar todo su potencial. Con estas palabras, Strephon Kaplan Williams (fundador del Instituto Jung-Senoi) nos incita a emprender
un viaje que puede suponer un cambio significativo en nuestra vida.