Es una técnica clave que, al despertar, nos quedemos con los ojos cerrados y, sin cambiar de postura, repasemos en nuestra memoria el sueño que acabamos de tener. Algunos sueños son tan evasivos como una mariposa que quisiéramos capturar, el más mínimo movimiento los hace huir.

El objetivo primordial de toda metodología es finalmente el llevar el aprendizaje obtenido a nuestra vida exterior, realizar en lo cotidiano la sustancia destilada de nuestros sueños. Una cosa es tener experiencias conmovedoras, como sucede tras un sueño vívido, y otra muy distinta el comprometerse a comprobar y concretar esa experiencia en la realidad de cada día. La percepción no basta, hace falta la acción que conecte el trabajo con el sentimiento. Las tareas que implican un trabajo para lograr un cambio nos hacen sufrir, pero no puede haber cambio sin dolor ni éxtasis vital. La medianía estática nos deja igual, en cambio el sufrimiento, como tensión entre lo que es y lo que no es, nos abre a la posibilidad de ser plenamente, creativamente, contribuyendo a la construcción del verdadero ego. Cuando enfrentamos los retos y nos esforzamos en superarlos, hay resultados que nos hacen experimentar una sensación inolvidable que nos dará energía para nuevos cambios. Eso es creación.

Todos, en algún rincón de nuestro corazón, esperamos un mundo nuevo, pero para ello necesitamos primero ser individuos. Cualquier cultura, religión, gobierno o escuela psicológica se hallará en su infancia mientras perpetúe las relaciones padre-hijo, experto-estudiante. El viajero debe dejar atrás esas dependencias para caminar confiado, vivo y capaz de enfrentarse creativamente a la vida.

Entrevista a Rosa Anwandter

Tendría que pasar mucho tiempo desde que empezó a hacerse las primeras preguntas acerca del mundo de los sueños hasta encontrar respuestas que satisficieran su curiosidad en el camino de la búsqueda personal. Preguntas y respuestas se fueron encadenando hasta construir un camino para lo que son hoy día sus talleres de sueños.