De lo contrario caerás en un foso dentro del abismo.
No actúes así.
Anteriormente yo hubiera aceptado de modo incondicional esta advertencia: “No actúes así”, y me hubiera negado a dar mi opinión sobre el I Ching, por la simple razón de que no tenía ninguna. Pero ahora el consejo puede servir como ejemplo del modo en que funciona el I Ching. Es un hecho, si uno se pone a pensar en ello, que los problemas que ofrece el I Ching representan, por cierto, “abismo sobre abismo”, e inevitablemente uno debe “detenerse primero y esperar” frente a los peligros de una especulación exenta de restricciones y de crítica; de otro modo uno realmente extraviará su camino en las tinieblas. ¿Puede haber una posición intelectual más incómoda que la de flotar en la nebulosa de posibilidades no probadas, sin saber si lo que uno ve es verdad o ilusión? Es esta la atmósfera cuasi onírica del I Ching y uno no encuentra en ella nada de lo cual pueda fiarse, salvo el propio juicio subjetivo, tan falible. No puedo dejar de reconocer que esta línea representa de modo muy acertado la sensación con que escribí los párrafos que anteceden. Igualmente apropiadas resultan las reconfortantes palabras iniciales de este hexagrama –“Si eres sincero tendrás éxito en tu corazón”- porque indican que lo decisivo aquí no es el peligro exterior sino la condición subjetiva; es decir, si uno cree ser “sincero” o no.
El hexagrama compara la acción dinámica de esta situación con el comportamiento del agua en su fluir, que no siente temor ante ningún lugar peligroso, sino que se lanza sobre los arrecifes y llena los fosos que encuentra en su curso (K’an también significa agua). Esta es la manera en que actúa el “hombre noble”, que “desempeña el oficio de enseñar”.
K’an es sin duda uno de los hexagramas menos agradables. Describe una situación en la que el sujeto parece hallarse en grave peligro de caer en toda clase de trampas. Así como al interpretar un sueño es preciso seguir el texto de este con la misma exactitud, al consultar al oráculo hay que tener presente la forma de la pregunta planteada, ya que la misma pone un límite definido a la interpretación de la respuesta. La primera línea del hexagrama indica la presencia del peligro: “En el abismo uno cae en un foso.” La segunda línea hace lo mismo y luego agrega el consejo: “Uno debe esforzarse para alcanzar sólo las cosas pequeñas.” Aparentemente yo me anticipé al consejo, al limitarme en este prólogo a una demostración sobre la forma en que el I Ching funciona según la mente china, y al renunciar al proyecto más ambicioso de escribir un comentario psicológico sobre todo el libro. La cuarta línea dice: