Nueve en el segundo puesto significa:

En el Caldero hay alimento.

Mis compañeros sienten envidia,

Pero no pueden nada contra mí.

¡Ventura!

Así el I Ching dice de sí mismo: “Contengo alimento (espiritual).” Puesto que el participar en algo grande siempre despierta envidia, el coro de los envidiosos es parte del cuadro. Los envidiosos quieren despojar al I Ching de su gran posesión, es decir tratan de despojarlo de significado o de destruir su significado. Pero su enemistad es en vano. La riqueza de significado del I Ching está asegurada; es decir, está convencido de sus logros positivos, que nadie puede arrebatarle. El texto continúa:

Nueve en el tercer puesto significa:

El asa del Caldero está alterada.

Uno está trabado en su andanza por la vida.

La grasa del faisán no se come.

Sólo al caer la lluvia se agotará el arrepentimiento.

Finalmente llega la ventura.

El asa (en alemán Griff) es la parte por la cual puede asirse (gegriffen) el ting. Significa por lo tanto el concepto (Begriff) que uno tiene del I Ching (el ting). En el decurso del tiempo este concepto aparentemente ha cambiado, de modo que hoy ya no podemos asir, aprehender (begreifen) el I Ching. Por lo tanto uno está trabado en su andanza por la vida. Ya no estamos sustentados por el sabio consejo y la profunda introvisión del oráculo; por ello ya no encontramos nuestro rumbo a través de las intrincadas sendas del destino y las tinieblas de nuestra propia naturaleza. La grasa del faisán, es decir la parte mejor y más preciada de un buen plato, ya no se come. Pero cuando al fin la tierra sedienta recibe nuevamente la lluvia, es decir, cuando ese estado de necesidad ha sido superado, el “arrepentimiento”, es decir, el pesar por la pérdida de la sabiduría, cesa, y llega entonces la oportunidad largamente anhelada. Wilhelm comenta: “Esta es la descripción de un hombre que en medio de una cultura altamente evolucionada se encuentra en un lugar en el que nadie repara en él ni lo reconoce. Este es un serio obstáculo para su eficacia.” El I Ching se queja, por así decirlo, de que sus excelentes cualidades no sean reconocidas y por lo tanto permanezcan improductivas. Se conforma con la esperanza de que se halla próximo a recuperar el público reconocimiento.