Más aún (y esto es cierto de toda experiencia contemplativa), me vuelvo habitualmente presente y abierto al aquí-y-ahora. Las ideas conceptuales sobre las personas y cosas nos apartan de la realidad que existe frente a nosotros, transportándonos al pasado. La persona intuitiva, no apegada, por el contrario, es una persona-ahora. El ve al otro como es hoy, no como era ayer. La disciplina del desapego lo ha llevado a una fresca percepción continua que hace posible una autenticidad más profunda y un regalo de sí mismo.

Este desapego, tan característico del Budismo, se encuentra en todas esas formas de la meditación vertical que usan el mantra, el koan, el mandala, o simplemente el silencio sin imágenes. Se encuentra en forma predominante en la contemplación Cristiana. El proceso de meditación aclara las capas superiores de la mente, abriendo el inconsciente , yendo más allá de las identificaciones, hacia las profundidades de la vida psíquica, trayendo al meditador a una profunda libertad en la cual es liberado de la tiranía de sus propios estados interiores. Y todo esto para el fenómeno que llamamos intimidad.

Pero el desapego, valioso como es, no constituye la esencia de la intimidad. No es más que una condición, una preparación, una liberación. Precisamente , el desapego en sí, podría ser una condición para el odio y
la destrucción: podría liberar al meditador para hacer daño con ecuanimidad. Mucho más importante es el segundo punto que mencioné, a saber, el conocimiento de empatía que forma el fondo de la meditación sea ésta Budista o Cristiana . Es el conocimiento que va más allá de los pensamientos, imágenes y conceptos.

Proviene del amor y compasión, y lleva a vivir-dentro. Es el conocimiento y amor de un Pablo que descubre que vive en Cristo y que Cristo vive en é1. Pablo continua diciendo que él es en Cristo y que él experimenta que Cristo está en él. Los creyentes, también, están en Cristo , y ellos rezan para que Cristo esté en ellos; que Cristo pueda vivir en sus corazones a través de la fe. (Efesios .3:17). Aquí está el centro de la intimidad y de vivir-en. Y algo de la intimidad de Pablo con Jesús puede ser encontrada en una relación entre buenos amigos que se conocen y aman a niveles profundos de conocimiento. En Introducción a la Vida Devota, Francisco de Sales cita las palabras de San Gregorio de Nazianzen sobre su notable amistad con San Basilio: