Parecía como si hubiera una sola alma entre nosotros, teniendo dos cuerpos. Y si no debemos creer a los que dicen que todas las cosas están en todas las cosas, Ud. tiene que creer esto, que nosotros estábamos en cada uno, y el uno en el otro (Francisco de Sales, cap. 18).

Estos dos hombres eran místicos. Habían experimentado desapego y estados de consciencia meditacional para que su amistad culminara en un vivir-en que nos recuerda la amistad de Pablo con Cristo. Y la esencia de esa intimidad es un amor personal, liberado por el desapego, por medio del cual dos personas
se encuentran en el centro de su ser en un encuentro extático.

Quisiera acentuar el papel de la empatía y el amor porque ha sido sugerido en grupos de encuentro que el proceso psicológico, por sí solo, puede afectar la intimidad. Es como si el simple hecho de meditar, de entrar en estados profundos de conocimiento y de expandir la consciencia de uno, mejoraría la intimidad
sin la dimensión religiosa de la fe y el amor. Yo no creo que sea así, yo no creo que ningún proceso psicológico, divorciado de la fe y del amor y compromiso pueda producir intimidad y vivir-en. Esto se me grabó mientras leía sobre unos experimentos hechos en el campo de la meditación secular y la meditación no religiosa. Estos experimentos resultaron no en un vivir-en sino en unión. Déjenme describirlos brevemente:

En un experimento, a los sujetos se les pidió meditar mirando por largos períodos a un objeto, como ser un jarrón azul. En la medida que miraban y su meditación se profundizaba, algunos experimentaron la sensación de unión con el jarrón y de convertirse en uno con él. O sintieron que el jarrón estaba dentro de ellos. Aquí sigue un informe de un investigador:

La unión fue informada por el sujeto A, quien desde un principio habló de alteraciones notorias en su percepción del jarrón y de su relación con él: Uno de los puntos que recuerdo más nítidamente es cuando yo realmente empecé a sentir, casi como si el azul y yo nos uníamos quizás, o que el jarrón y yo nos uníamos. Me asustó al punto que me encontré regresando de alguna manera de él Fue como si todo se estaba uniendo y yo de alguna manera estaba casi perdiendo mi sentido de consciencia. Esta experiencia de unión fue característica de todas las sesiones de meditación de ese sujeto, pero de pronto se familiarizó con ella y dejó de describirlo como algo excepcional . Después de la sexta sesión, informó, En un momento sentía como si el jarrón estuviera en mi cabeza en lugar de allí afuera; yo sabía que estaba allí afuera, pero parecía como si casi fuera parte mía. Pienso que casi sentía en ese momento como si la imagen estuviera realmente en mí, y no allí afuera