Sri Ramana Maharshi, dice al respecto: “en el sueño sin sueños no existe el mundo, el ego ni la infelicidad. Sólo permanece el Yo. En estado de vigilia existen aquellos pero preexiste el Yo. Uno tiene que eliminar los sucesos transitorios a fin de realizar la Dicha siempre presente, que es propia del Yo. El Yo puro es la Realidad, la Existencia, es el estado de no dualidad, el olvido de todas las diferencias. El Yo Soy en el que
el ego está ausente, no es pensamiento. Es Realización. El significado del Yo es Dios. La experiencia del Yo es aquietarse. El Yo es la consciencia pura en el sueño profundo. La transición desde el reposo al estado de vigilia es el ideal para la Realización. Es el estado de conocimiento pleno. El estado de vigilia es ignorancia.

La ignorancia es de dos clases: el olvido del Yo y la obstrucción del conocimiento del Yo. Para eliminar por completo la ignorancia, el discípulo tiene que oír reiteradamente la verdad, hasta que sea perfecto su conocimiento del tema; para eliminar las dudas el discípulo tiene que reflexionar sobre lo que oyó. Finalmente su conocimiento estará libre de dudas de toda clase. Para eliminar la falsa identidad del Yo, con el no-yo (cuerpo, sentidos, intelecto) la mente del discípulo debe ser uni-direccional.

La Dicha está en librarse de las modalidades de la mente, consiste en ser el Asiento del Amor.”

El dormir produce inactividad de los músculos estriados, calma en los cinco sentidos y un letargo en la mente. Cuando se duerme hay una forma particular de funcionamiento en la mente. El sonámbulo, ve sin emplear sus ojos, éstos no reaccionan al reflejo de la luz, realiza tareas a veces peligrosas, con percepción. Muchos sonámbulos tienen mejor capacidad de imaginación, razonamiento memoria, voluntad y control físico que en vigilia. Al despertar, no recuerda nada de lo vivido en ese estado. No sabe que hace ni recibe impresiones sensoriales. Hay, sin embargo, una inteligencia que orienta a su cuerpo y que lo controla adecuadamente. La mente, por lo tanto, puede actuar en dos sentidos, uno consciente normal y el otro inconsciente o incomunicada, más exactamente.