La Emergencia de una Etica medioambientalista.

A lo largo de la historia de Occidente hemos valorado al mundo natural de acuerdo a su utilidad para los seres humanos. Viendo a la naturaleza como un proveedor de materias primas, un receptáculo de desperdicios y un vehículo para nuestro placer, hemos subordinado las necesidades del mundo natural a las necesidades de la humanidad. En el pasado, esto puede haber sido una visión adecuada dada la necesidad de sobrevivir en un mundo a menudo cruel e inhóspito.

Pero ahora hay demasiados de nosotros que continúan consumiendo los recursos del planeta sin mirar las consecuencias futuras. Reconociendo que debemos comenzar a transformar nuestros roles de conquistadores a administradores planetarios, el movimiento en favor del medio ambiente ha buscado reformar nuestra visión de la naturaleza.

Los Budistas enseñan que lo que nosotros vemos como separado es fundamentalmente algo que hace vibrar una cuerda dentro de nosotros. Mi práctica me ayuda a explorar la ecología de nuestro mundo simplemente como es: el mundo no es otra cosa que uno mismo, ya sea que yo esté inmerso en la frescura de un verde bosque o en la selva de concreto de una gran ciudad.

Más aún, como alguien a quien se le paga para que encuentre mejores formas de protección gubernamental del medio ambiente, diariamente tengo el desafío de llevar esta enseñanza a la práctica. Cómo incorporar al mundo entero a nuestra visión para cumplir tanto con nuestras reales necesidades y con las necesidades del planeta ? Aquellos que se esfuerzan por vivir una vida ética se encuentran enfrentados a un conflicto entre dos “derechos”. Como administradores del planeta, debemos mirar precisa y científicamente hacia nuestras interacciones con el medio ambiente. El poder de dominar confiere la responsabilidad de comprender las consecuencias de tal dominación. Lo que me desanima no es tanto que mucha gente no valore el ambiente natural, sino que tenemos tan poco conocimiento de nuestro impacto sobre las criaturas con quienes compartimos el planeta.