El estrés.- El estrés es una respuesta psicofisiológica normal a los eventos de la vida, lo que con frecuencia representa un medio de auto conservación.

El estrés se puede producir por preocupaciones debido a sentimientos y pensamientos. Los sentimientos desagradables pueden paliarse con actividad física o hablando con otras personas.

La angustia.- Ella, en cambio, es el sesgo que toma con el tiempo nuestra interpretación de un pensamiento, el cual se transforma en un asunto inconcluso que perturba nuestra alegría de vivir.

La angustia se establece en la consciencia como respuesta a cualquier manifestación de nuestros sentidos o pensamientos, independientemente del tiempo y con referencia a una persona, cosa o entorno. Se enjuicia o evalúa la situación, distorsionando y exagerando las cosas basándose en deseos, modelos o perspectivas con las cuales se encara habitualmente la vida; o se está equivocadamente influenciado por
la idea que se tiene de sí mismo.

Un pensamiento desagradable puede desencadenar angustia si no estamos atentos frente al juicio o exageración. Epicteto, filósofo romano del siglo I, dijo; Al hombre no lo perturban las cosas, sino la opinión que tiene de ellas.

Aquietamiento de la mente.- Las distorsiones que produce la mente por preocupaciones del pasado o futuro, nos alejan del presente.

La práctica de la atención tiene como uno de sus fundamentos el aquietamiento de la mente. Como técnica para obtenerla podemos practicar la siguiente:

Comenzar concentrándose en la respiración, manteniéndola sujeta allí. Surgirán pensamientos. Darse cuenta de ellos y nombrarlos de uno en uno. Volver la atención a la respiración. Ahora el pensamiento se diluirá, dejarlo ir. No resistirse.

Igual haremos con los sentimientos y con las emociones negativas. Como ejemplo, tomemos la ira.

Al inhalar, reconozco mi ira, al exhalar, soy consciente de la ira que hay en mí. Al inhalar, veo mi ira apoderándose de mí, al exhalar, reconozco que mi ira afecta todo mi cuerpo. Al inhalar, me hago el propósito de desprenderme de esa ira. Al exhalar veo que es expulsada de mí junto con mi aliento.