Con la mente aquietada, se relaja y apacigua el cuerpo. Este ejercicio es muy útil para el insomnio.

Aumento de la concentración y el rendimiento.- La práctica de la atención mejora la calidad de la concentración. Las personas que la practican pueden sostener por más tiempo su concentración. Con el tiempo, se toma consciencia de las distracciones que vienen a la mente.

Los pasos a seguir para aumentar la productividad son:

1.- Preguntarse cuál es el propósito.

2.- Si la mente está errante, detenerse y observar, preguntándose qué estoy sintiendo, pensando o experimentando?.

3.- Darse cuenta de lo que está sucediendo en ese momento, respirar conscientemente, recordando el propósito de esta práctica.

4.- Tener una meta clara y, si nos interesan varias metas, establecer prioridades.

5.- Dar un tiempo a cada proyecto con el objeto de estructurar el trabajo. Nos permite concentrarnos más fácilmente, si nos damos determinado tiempo para un trabajo específico.

6.- Se deben iniciar tareas que se puedan terminar dentro de un tiempo razonable, lo que ayuda a mantenerse concentrado y proporciona la satisfacción que da un trabajo terminado.

7.- Si el trabajo es muy complejo, conviene dividirlo en etapas dándose un plazo determinado para cada
una y cumplirlo a cabalidad, antes de pasar a la siguiente etapa.

8.- En este último caso, verificar la marcha de la tarea en conjunto, después de cada etapa cumplida.

Mejoramiento de las relaciones interpersonales.- La presencia emocional, la integridad de nuestro ser, transmite la capacidad de hacer sentirse al otro importante, escuchado, acogido.

Chogyam Trungpa, define tres tipos de forma de escuchar:

a) Tener la mente errante, cuando el otro nos habla. El que escucha no está allí sino sólo físicamente.
b) Tener la mente a medias relacionada con lo que se habla, porque sigue errante.
c) La mente está elucubrando juicios, negatividad, etc. Actitud que no permite escuchar de verdad al otro.

Estar presente significa la aplicación de los principios básicos de la atención.
a) Dejar ir pensamientos que impiden una verdadera intimidad con el otro.
b) Hacerse el propósito de estar con la persona que habla. Si hay distracción, darse cuenta que el motivo
es un pensamiento, sentimiento, sensación o experiencia. En ese caso, llevar la consciencia a la respiración y volver a prestar atención a la persona.