Cuando empezamos a adentrarnos en el Budismo, Taoísmo, Vedanta y Yoga, encontramos que no se puede describirlos como filosofía ni religión en el sentido occidental. Son estilos de vida más próximos a la psicoterapia que a cualquier otra disciplina. Para nosotros la psicoterapia es una forma de ciencia, práctica y materialista por definición. En cambio, estas doctrinas orientales mencionadas las consideramos esotéricas en grado sumo, vinculadas con dimensiones espirituales ajenas a este mundo terrenal.

Nuestra escasa información sobre las culturas orientales las rodea de un aura de misterio sobre la cual proyectamos toda clase de fantasías. Sin embargo, la base de ellas es de una asombrosa simplicidad, la que no tiene nada que ver con todas las complicaciones de poderes psíquicos que les adjudicamos, que actúan como una cortina de humo capaz de despistar a crédulos y curiosos. Aunque también hay crédulos en Oriente, los asiáticos rara vez asumen esa solemne credulidad propia de los seguidores occidentales del pensamiento esotérico, que ha impedido que el Occidente haya podido aprovechar las contribuciones realmente importantes que estas doctrinas han aportado al conocimiento psicológico.

Tanto en estos estilos de vida orientales como en la psicoterapia occidental, existe la preocupación por producir cambios de consciencia que modifiquen la manera de vivenciar nuestra propia existencia y nuestra relación con la sociedad y la naturaleza. La psicoterapia occidental ha puesto énfasis en modificar la consciencia de personas afectadas por determinadas perturbaciones, en tanto que las disciplinas budistas y taoístas se refieren a personas normales, sin problemas a nivel social.

A los psicoterapeutas occidentales se le ha hecho cada vez más evidente que el estado de consciencia que nuestra cultura considera normal es más bien un caldo de cultivo de desarreglos mentales. El conjunto de naciones abocadas al logro de cada vez más ventajas materiales – aunque ello signifique la destrucción de nuestro ambiente natural – no parece dar testimonio de una buena salud social a nivel planetario.