Hay muchas razones por las que el confundir maya con la realidad produce malestar. Existe un conflicto directo entre lo que el organismo individual es y lo que los otros dicen que es y esperan que sea. Las normas sociales contienen a menudo contradicciones, las que conllevan dilemas insolubles ya sea para el pensamiento, el sentimiento o la acción. 0 puede suceder que la persona, confundiendo su verdadero ser con la imagen limitada y empequeñecida del rol o identidad que la sociedad le ha asignado, genere sentimientos de soledad, aislamiento y depresión. A la multitud de conflictos producidos entre los individuos y sus contextos sociales corresponden otras tantas formas de terapia. Algunos se evaden en la psicosis o la neurosis que los hace buscar tratamientos psiquiátricos; aunque la mayoría recurre a la descarga que ofrecen actividades como la violencia en los estadios deportivos, el fanatismo religioso, la excitación sexual crónica, el alcoholismo, las drogas, el terrorismo, las guerras, etc. Toda una larga lista de escapes bárbaros y violentos.
Actualmente se constata que la necesidad de recurrir a un psicoterapeuta excede a lo que clínicamente se denominaría psicosis o neurosis. En estos últimos años un número creciente de personas acude a un tratamiento de psicoterapia en ocasiones en las que antes se buscaba el consejo de un amigo o de un sacerdote. Aún no se ha descubierto una aplicación de psicoterapia en gran escala, a nivel de las masas. En países desarrollados hay más o menos un psicoterapeuta por cada ocho mil habitantes, los tratamientos son largos y los honorarios elevados. Esta demanda se explicaría en gran medida por el prestigio de la ciencia, ya que se busca al terapeuta más como científico que como sanador de almas. Unos cuantos psiquiatras de renombre admiten – por supuesto que en privado – que su profesión aún está muy lejos de ser una ciencia. Carece de una teoría generalmente aceptada, caracterizándose por la multiplicidad de teorías opuestas y de técnicas divergentes. Los conocimientos sobre neurología – considerando que ésta fuera la base para la psiquiatría – son todavía limitados. No es claramente evidente que la psicoterapia sea algo más que un paliativo y – exceptuando el caso de los síntomas psicóticos que pueden ser controlados por drogas – no existe una forma exacta de distinguir la sanación de la remisión espontánea.