“Cuando empecé mi trabajo en la práctica de la psiquiatría y de la psicoterapia, era un completo ignorante en materia de filosofía china. Fue sólo después que mis experiencias clínicas me demostraron que en mi técnica había sido guiado inconscientemente por la senda secreta que, durante siglos, había constituido la preocupación de los mejores cerebros del Oriente.”

No se trata de aceptar a priori una equivalencia entre la psicología analítica de Jung y las formas de liberación orientales, pero lo importante es darse cuenta de que él intuyó la presencia de un paralelismo. Aunque el interés empezó con Jung y su escuela,
se ha extendido notablemente, y resultaría casi imposible citar todas las publicaciones sobre ideas orientales aparecidas en libros y revistas durante estos últimos años.

Existe una difundida mala interpretación de que el cambio de la consciencia personal realizado por medio de las formas orientales de liberación equivale a una “despersonalización”, o regresión a estados primitivos o infantiles de la consciencia. Freud habló de una experiencia “oceánica” o de un “deseo de retorno al útero” en relación con las ideas relativas a la trascendencia del ego. Tales conceptos fueron adoptados persistentemente por sus seguidores. Es probable que esta actitud tenga que ver con el imperialismo de la Europa occidental del siglo diecinueve, época en la que se consideraba a chinos e hindúes como paganos subdesarrollados e incultos que estaban necesitando desesperadamente el progreso que les brindaría la colonización europea.

Nunca se terminaría de subrayar con énfasis que la liberación no significa en lo más mínimo una pérdida o destrucción del ego. No es que lo disminuya sino que lo sobrepasa. Sólo nos bastaría poner atención en las formas alegres y variadas y en los ojos alertas y abiertos de las pinturas chinas y japonesas de los grandes maestros Zen, para convencernos de que el ideal de persona realizada que aquí se nos presenta no tiene nada que ver con una no-entidad amorfa y colectiva de un ego desfalleciente que se disuelve en su regreso al útero.