La no-existencia es el principio del cielo y de la tierra.
La existencia es la madre de todo lo que hay.
Desde la eterna no-existencia contemplamos
en calma el misterioso principio del Universo.
Desde la eterna existencia vemos con claridad
las distinciones superficiales.
No-existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen:
sólo se separan cuando se vuelven manifiestos.
Esta unidad se llama profundidad.
La infinita profundidad es la fuente
donde se origina todo lo que hay en el Universo.
Si aceptamos vivir lo desagradable hasta el fondo, llegaremos al Gozo profundo. Esto no niega el posible sufrimiento; pero es transitorio al lado del Gozo eterno.
Todo lo que rechazas, te da sufrimiento. Todo lo que aceptas, te da gozo. Si aceptas una cosa esperando que cambie, entonces es que no la aceptas. Aceptar, consiste en aceptar tal como es, lo que sea.
El Pasado se digiere automáticamente estando abierto en todo momento al Presente, sin contenidos. El Pasado que llevamos a cuestas es el contenido – o la carga – de cosas que no hemos aceptado.
Antonio Blay
Un gato grande y serio se levantó en ese momento y recorriendo al grupo con la mirada, dijo:
– Orad, hermanos, y después de rezar una y otra vez hasta disipar toda duda, lloverán ratas.
Al oir esto, rió en su corazón el perro sabio, y se alejó diciendo:
– Oh, gatos ciegos y torpes. Acaso no está escrito, como yo lo sé por mis antepasados, que lo que llueve a fuerza de oraciones son huesos, y no ratas?
Jalil Gibran