– Necesidad compulsiva de un compañero(a): amigo (a), amante, esposo(a) que le proporcione todo lo que
espera de la vida, y que acepte hacerse cargo de las responsabilidades del bien y del mal.
– El manipular para lograr algo se convierte en tarea predominante.
– Como sus necesidades de compañía son compulsivas, si son frustradas producen ansiedad y desolación.
– Por falta de distinción de sus necesidades tiende a exagerar su cordialidad.
– Necesita ser necesario e importante para los demás, especialmente para una persona en particular.
– Necesita ser ayudado, protegido, guiado.
– Cree que su frenética búsqueda de afecto es genuina, cuando en realidad es una insaciable necesidad de sentirse seguro.
– Tiende a pensar que todos son buenos, dignos de su confianza, lo que le ocasiona terribles decepciones y aumenta su inseguridad.
– Da ciegamente a los demás esperando retribución, y se siente profundamente turbado si el pago no se materializa.
– Tiende a subordinarse, ocupar un segundo lugar, dejar el primer puesto a otros.
Inhibiciones:
– Le impiden hacer las cosas para sí mismo y gozar de ellas.
– La experiencia no compartida con otro, por ejemplo: comida, espectáculo, concierto, paisaje, etc., pierden significación.
– Trata de evitar miradas rencorosas, discusiones, peleas, competencia.
– Procura ser conciliador, no guardar rencor, aceptar responsabilidades, acusarse a sí mismo, excusarse ante una crítica inmerecida o un ataque inesperado.
Actitudes hacia sí mismo:
– Sentimiento de debilidad e impotencia: Pobre de mí.
– Abandonado a sus propios recursos se siente perdido.
– En sus relaciones sentimentales trasmite un mensaje implícito de: Tienes que amarme, protegerme, no abandonarme, porque soy tan débil e impotente.
– Tiende a valorarse por la opinión de los demás. Su estimación sube y baja según la aprobación o reproche de los demás, el afecto o falta de él.
– Cualquier falta de atención hacia su persona es catastrófica.
– Cualquier crítica, desaire o abandono, es un peligro terrible.