Invitación a Meditar

Invitación a Meditar

Una cantidad de recientes investigaciones ha proyectado su luz sobre la naturaleza del hombre como criatura capaz de un pensamiento creativo sobre sí mismo y sobre el lugar que ocupa en el universo. Esta investigación ha señalado, de formas diversas, que la naturaleza de la meditación es localizar recursos y desarrollar técnicas para la utilización de la energía psíquica.

Algunas de estas investigaciones van más allá de los límites del laboratorio y se centran sobre la experiencia humana, que nunca puede ser arrinconada. Estamos en compañía de grandes científicos como Jeans, Eddington, Planck y Einstein, cuando contemplamos la vida, no en los estrechos confines de las fórmulas comprobadas, sino en las más atrevidas especulaciones referentes a los fenómenos del hombre y su experiencia.

La meditación se consuma en el punto en que mente y espíritu convergen. La mente es el instrumento que disciplina y el espíritu representa la dotación del hombre que debe ser cultivada mediante un especial control y un esfuerzo sostenido. Es importante que intentemos clarificar los recursos del ser que confluyen en el proceso creativo de la meditación.

Qué es la mente? Cómo funciona? Qué hacemos con la mente en la meditación?

Básico para cualquier investigación fructífera es el concepto que puedan tener los propios científicos de la mente y de sus resultados, significado y valoración. Sin embargo, cuanto más han sido evaluados los procesos de la mente, más difícil ha llegado a ser explicarlos sobre la base de los procesos observados. Pues la mente supera en tal medida al cerebro, que el conjunto de sus relaciones sugiere un misterio de profundas proporciones.

El fisiólogo y el psicoanalista ofrecen unos conceptos muy diferentes, aunque quizás complementarios, de la vida de la mente. Pero ambos apuntan en dirección a aquellas misteriosas cualidades que podrían relacionar el instrumento cognoscente con las fuentes del conocimiento que no pueden ser explicadas por el ADN, la química del cuerpo o las concepciones psicológicas.

Meditación, Terapia y Energía Pasiva

Meditación, Terapia y Energía Pasiva

Recientemente se ha despertado una cantidad de interés por la meditación como terapia. Hoy se ha reconocido que la medicina occidental ha sido exageradamente unilateral, ignorando por largo tiempo el papel de la mente en la sanación del cuerpo humano. Ya se sabe que el 80% de las enfermedades modernas tiene en su origen o en parte una causa psicosomática, pero, mientras acepta las enfermedades psicosomáticas, el Occidente ha sido lento en desarrollar un proceso de salud relacionado con ella, es decir, salud del cuerpo emanando de la salud de la mente, o del control mental de las enfermedades corporales. Solamente ahora, con la creciente influencia del Oriente y de lo que se habla acerca de acupuntura , de fuerza vital, de kundalini y todo lo demás, comenzamos a comprender nuevamente las dimensiones espirituales y metafísicas de la sanación. Pero el interés está creciendo rápidamente. Y no es improbable que la meditación llegue a ser uno de los principales medios de terapia en el futuro.

Que la meditación tiene extrañas y profundas repercusiones en las funciones corporales, fue reconocido hace largo tiempo por los ingleses en la India. Mientras Rudyard Kipling cantaba alegremente acerca de las glorias del Imperio, unos médicos ingleses, de mente más penetrante y con más sentido, común examinaban historias acerca de hombres santos , yoguis, quienes relataban haber caminado sobre carbones encendidos, haber sido enterrados vivos, detenido sus corazones, escuchado durante el sueño, agujereado sus carnes con estocadas sin sangramiento y desafiado la ley de gravedad. Qué era lo que la profesión médica pensaba de todo esto? Era un hecho, una ficción, o un mito?

Uno de los primeros estudios científicos de estos fenómenos fue hecho por una cardióloga francesa, Therése Brosse, quien vino a la India en 1935 con un electrocardiógrafo portátil y dijo haber descubierto
un yogui que podía detener su corazón. Pero no todos la tomaron en serio, y sólo en el último par de décadas se han hecho estudios que estén ampliamente reconocidos . Entre ellos, uno de los más sorprendentes fue el del Dr. Elmer Green y señora en 1970, con el Swami Rama, un yogui de Rishikesh en los Himalayas. El Swami Rama, un hombre de unos cuarenta y tantos años, había practicado yoga desde los cuatro años.

Meditación e Intimidad

Meditación e Intimidad

El mundo moderno muestra gran interés en cualquier tema que se vincule con las relaciones comunitarias e interpersonales. Lo más probable es que estemos empezando a ver que si hemos de vivir en armonía en este atestado planeta sería mejor que empecemos a encontrar la fórmula para la vida comunitaria, y rápidamente . Teilhard lo expresó muy bien cuando dijo que era Amarse los unos a los otros si desean ser perfectos, pero ahora es Amarse los unos a los otros si desean sobrevivir. Si queremos proseguir con el objetivo de planetización y construcción de la Tierra, debemos aprender a vivir juntos. De ahí nuestro interés en una vida comunitaria, en relaciones interpersonales, en encuentros grupales, en entrenamiento de sensibilidad, y todo lo demás. Es evidente que la comunidad es una de las grandes preocupaciones hoy en día.

Y relacionado con esto está el interés moderno en la intimidad. Nuevos enfoques en el matrimonio acentúan la dimensión de intimidad entre marido y mujer. Nuevos pensamientos sobre el celibato religioso le dan importancia al amor personal y a la intimidad en el estado de soltería. Es aparente que el hombre ha llegado a una etapa en la evolución donde la intimidad es no sólo una de sus prioridades, sino también una necesidad de la vida.

A pesar de todo lo que se dice sobre la intimidad, sin embargo, no hay un consenso sobre lo que la palabra significa. A veces se iguala con sinceridad en las relaciones humanas, o con la franqueza y apertura. 0 es considerada como lo opuesto a jugar juegos. Pero lo que me interesa aquí es que, no rara vez, unas profundas relaciones interpersonales e intimidad son asociadas con profundidad en la meditación. Centros de entrenamiento de sensibilidad y de desarrollo del potencial humano a menudo ofrecen cursos de encuentro y de meditación, como si sintieran instintivamente que ambos están unidos de alguna manera. Y aquí quiero preguntar cómo y con qué alcance están de hecho relacionados.

Frente a esta pregunta puedo ver inmediatamente dos razones por qué la meditación puede llevar a la gente a conocerse y amarse en niveles más profundos de consciencia. Uno es el desapego que necesariamente acompaña el proceso de meditación . El otro es el conocimiento empático. Quiero decir unas palabras sobre estos dos puntos. Primero sobre el desapego.

Aprendiendo a través de la experiencia

Aprendiendo a través de la experiencia

La meditación es una manera de abrir nuestras vidas a la riqueza de la experiencia, no es una práctica esotérica limitada a ciértas horas y lugares. Esto implica atención a todo lo que hacemos, aprendemos a abrir nuestros sentidos a cada matiz de la experiencia, todo está incluído en esta meditación atentos aun a los más mínimos detalles.

A medida que se desarrolla nuestra capacidad de estar alertas, se va transformando nuestro entero rango de referencias. Vemos cómo se interrelacionan el pensamiento y la acción y, consecuentemente, llegamos a ser más sensitivos en nuestras comunicaciones con los demás. Nuestra percepción penetra a niveles más profundos, descubrimos cómo se producen los sentimientos y cómo funciona el pensamiento. Cuando nuestra percepción se profundiza aún más, podemos distinguir la relación entre pasado, presente y futuro,
y aprendemos a dirigir nuestras acciones de modo que nuestra vida sea satisfactoria y plena.

La atención cuidadosa (mindfulness) abre nuestra visión a acciones más constructivas, y la paciencia permite a nuestra visión a que se ponga a la obra. La paciencia trabaja silenciosamente como un agente secreto, protegiéndonos de ser atrapados en acciones sin sentido o en la desesperación por no conseguir más rápidamente lo que deseamos. Cuando conscientemente desarrollamos la paciencia, ella llega a ser una respuesta natural y apropiada para cada nueva situación; nos fortalece para afrontar aun los más difíciles momentos.

Cuando la paciencia está fuertemente desarrollada, el estado de alerta aparece aun desde dentro de nuestras negatividades, y de él viene nuestra meditación. Vemos que todo lo que ocurre es una manifestación de energía, la cual es una forma de nuestro estado de darnos cuenta y comprendemos que cada experiencia cotidiana es una parte de la naturaleza iluminada.

Este estado de atención puede ser siempre alcanzado ahondando en la naturaleza de la experiencia. Nuestra experiencia puede llevarnos mucho más lejos de nuestro pensar, ver y ser ordinarios. Nos puede llevar a la iluminación mística. Cuando estamos alertas podemos funcionar apropiadamente aun entre la confusión del mundo. Nuestra actitud positiva es benéfica para nosotros y para los demás. Vivimos la verdad que hemos adquirido.

La Meditación en el Cristianismo

La Meditación en el Cristianismo

Es difícil saber lo que podría incluir esto de Meditación en el Cristianismo. Todo lo que sé es que la meditación, la oración meditativa, es una parte muy real de nuestra vida, También sé que nos hemos enterado de algunas cosas nuevas acerca de ello. Me parece que lo más significativo que yo podría hacer es compartir con ustedes este sendero. Estamos en una búsqueda. Esa búsqueda está mejor descrita en una sentencia de T. S. Eliot: Estamos volviendo al lugar desde el cual comenzamos y lo conocemos por primera vez. Estamos en un trayecto que es a un tiempo un regresar y una partida, que se mueve hacia un futuro que realmente no comprendemos, pero al que le damos la bienvenida.

La oración meditativa ha sido desde los principios una parte integral de la experiencia cristiana. Pero nosotros estamos interesados no sólo por aquellos momentos especiales, meditativos y reflexivos, sino
por una forma total de vida, una manera de vivir. De hecho, en la temprana experiencia cristiana esto fue simplemente llamado el Camino. Una forma de vivir relacionada con la Fuente de la Vida, que energetiza
y hace posible un arraigo en la realidad que solos nunca podríamos conocer.

Esta experiencia es como una parábola. Una parábola es una respuesta que no responde. Es siempre una respuesta que a la vez desafía e invita. Esta es la paradoja de vivir descubriendo una verdad en reverente tensión. Es perdiendo la propia vida que al mismo tiempo se la encuentra. Un énfasis en el Camino Cristiano sólo en la pérdida de la vida, podría conducir a una patología depresiva, a una enfermedad. Lo de encontrar la propia vida conduciría también a una enfermedad, a la agresividad violenta. Necesitamos la paradoja de la pérdida y el encuentro, el viaje que es a la vez muerte y resurrección.

Esta paradoja vivida por las comunidades cristianas primitivas y preservada en los Evangelios, ha sido interpretada de muy diversas maneras a través de los tiempos. Sería interesante estudiar alguna vez un paralelo entre el primer Ignacio, aquel que hablaba de esa agua que lo mantuvo cautivado hasta acceder al Padre, y el Ignacio posterior, aquel cuya total aproximación a la oración reflexiva fue cuidadosamente sistematizada. Piensen en las diferencias de una Teresa de Avila, una Teresa de Liseux, una Juliana de Norwich, en Francisco de Asís, en Catalina de Sienna. Tan divergentes acercamientos a la oración reflexiva en la experiencia cristiana hace que resulte difícil poder englobarlos en un solo grupo. Ellos son como facetas, diferentes formas en que esta experiencia del Evangelio es interpretada por una cultura y una personalidad dadas.

Las dimensiones de la meditación

Las dimensiones de la meditación

Hay muchas dimensiones en la experiencia meditativa. Podemos tener una hermosa experiencia, muy satisfactoria y agradable; pero esa experiencia es limitada porque ella pertenece a un ego. Hay un marco de referencia dentro del cual reaccionamos, por lo tanto, perdemos la experiencia. Así tenemos nuestros altos y bajos. Más tarde nuestra experiencia meditativa puede expandirse y llegar a ser ilimitada, sin punto de referencia, sin centro. Todo y cada cosa es parte de la meditación. Esto puede conducirnos a un nivel donde ya no existen distinciones. Despertamos y vemos que la realidad y la verdad no son unidimensionales, sino como un diamante con muchas facetas. Este nivel es lucidez pura. En ella estamos por sobre los pensamientos, en ellos y fuera de ellos. Podemos todavía verlos, pero sin involucrarnos.

Es posible pasarse muchos años practicando sin hacer progresos sustanciales. Pero podemos decir cuándo estamos meditando bien, porque en los más altos niveles de meditación no nos damos cuenta de que estemos haciendo algo, allí no hay reflexión. Tan pronto como existan murallas, en cuanto hayan parámetros, cuestionaremos nuestro estado y trataremos de medir el espacio. Pero cuando entramos en el espacio abierto de la meditación, no podemos dividirlo de esta u otra manera. Ya no se pueden aplicar cuestionamientos.

Al comenzar la meditación, es importante dejar ir todos los pensamientos y librarnos de su pasado y de su futuro. Es entre ellos donde encontramos la meditación. A medida que ella se va desarrollando, vamos descubriendo una intencionalidad meditativa dentro de cada pensamiento y de cada emoción. La meditación entonces viene a ser una parte natural de nosotros, una experiencia que puede acompañarnos a través de nuestra vida cotidiana. Cualquiera que sea lo que experimentemos puede volverse meditación, siempre que no tratemos de evitar o seleccionar. Nuestra respiración, sensaciones, tensiones musculares, deseos, ego, aferramientos y confusión, cada cosa que experimentemos puede ser parte de nuestra meditación. Ella no sólo puede ayudarnos a resolver nuestros problemas sino, además, protegernos de que surjan. El proceso de meditación relaja y calma, de modo que cuando surge cualquier pensamiento o emoción, ya no nos arrastra con ellos. Así su poder sobre nosotros empieza a disolverse.