La Parapsicología

La Parapsicología

El camino espiritual está siempre plagado de trampas por todas partes. No existe hoy en día trampa más peligrosa para la doctrina y el ejercicio de la espiritualidad, en particular en sus formas mística y estética. que cierto neo-cientismo multiforme, donde se habla equivocadamente de gnosis y de metafísica sin conocimiento de causa.

La parapsicología, cuyo objeto se aparta de la ciencia (por la sencilla razón de que no es un objeto) y cuyo método es reductible (por la sencilla razón de que se considera científica) proporciona al neo-cientismo un campo propicio excelente,

Hay un solo medio para detenerlo, una sola manera en particular para determinar el buen uso de la parapsicología : filosofar. Reivindicar los derechos de la reflexión, rehabilitando las ideas y practicando en consecuencia. Atreverse, por ejemplo, a definir sobre la base de una experiencia mejor fundamentada que aquella de los fenómenos, y, por consiguiente, a priori respecto de la ciencia, los límites de la competencia científica. Límites que no se extienden más allá de lo fenoménico ni pueden dar lugar a opiniones que vayan más allá de aquél y de sus disciplinas análogas.

La parapsicología es llamada a exponer sus fenómenos y a revelarse en una perspectiva auténticamente filosófica, lo que implicaría una revolución. Por otra parte, lo que el cientismo, aunque sea un neo-cientismo, jamás podría admitir es que las consciencias son permeables las unas a las otras y que el mundo es permeable a la consciencia, siendo esta comunicación universal una fuente generadora de valores.

La hipótesis fundamental a propósito de la telepatía sería la naturaleza compartida de nuestro psiquismo y del cosmos, como si dijéramos una con-naturaleza. Una participación mística, en el sentido de Levy- Bruhl para comenzar y – puede ser – en el sentido que habla San Juan de la Cruz, para terminar. Lo que significa una relación estructural entre el hombre y el universo. El microcosmos copia un macrocosmos.
La tradición es unánime, desde los pitagóricos hasta Leibnitz, y declara que: cada hombre rehace a su manera el universo. En Blondel se encuentra la misma idea. En particular en los primeros capítulos de El Pensamiento, donde él evoca el pensamiento cósmico.

El Retorno de los Antepasados

El Retorno de los Antepasados

Si me he interesado en la acupuntura, en el taoísmo y en el chamanismo – siendo un psicoterapeuta freudiano – es en gran parte porque estas disciplinas se preocupan de fantasmas, es decir, de nuestros parientes, amigos, abuelos que han muerto mal y que, de una manera u otra, nos penan. Preocuparse de aquellos de nuestros muertos que no pueden tranquilamente seguir su camino es un trabajo de higiene mental indispensable que debe hacerse por el interés tanto del difunto como de aquellos que le sobreviven. En toda época y en todas las culturas – salvo en la nuestra – este trabajo ha sido considerado como esencial. Las consecuencias patógenas que esto implica para nosotros actualmente, sin que lo sepamos, son enormes. Estamos literalmente invadidos por agonías y duelos no llevados a término o mal asumidos, rodeados de almas en pena. Felizmente, hará treinta años que el Occidente redescubre el acompañamiento a los moribundos, y veinte que ha comenzado con un trabajo a fondo sobre las relaciones
transgeneracionales con los antepasados. Esto ha ocurrido a partir de lo que el psicoanalista Nicolás Abraham ha llamado “fantasmas”, tanto como de mis propios estudios sobre el tema, siguiendo a los de Piera Aulagnier.

Diferentes clases de problemas pueden haber causado el hecho de que los muertos de nuestra familia no hayan podido liberarse antes de morir de sus traumas, sus sufrimientos y sus ilusiones. En el lenguaje de Nicolás Abraham, el fantasma es un objeto del inconsciente transmisible de inconsciente a inconsciente en las relaciones de filiación. Este concepto modifica considerablemente la visión psicoanalítica ya que, para Freud, el inconsciente sólo está constituido con vivencias olvidadas de nuestra infancia. Según Abraham, se trata de vivencias olvidadas, pero ellas también pueden corresponder a nuestros padres o antepasados más lejanos, aun varias generaciones distantes de nosotros.

En la visión chamánica, que constituye una subbase antropológica universal – de donde se derivan todas las otras religiones – los muertos que no han podido alcanzar las puertas de la Gran Luz, por diferentes razones, se encuentran prisioneros de su angustia o de sus ilusiones. A veces ni siquiera saben que están muertos! Ellos giran en torno a sus descendentes como almas en pena. Es necesario ayudarlos a desapegarse y liberarlos, tanto por su interés como por el nuestro. Se trata de una tarea de salubridad pública, la que – en nuestros días – nos hace mucha falta.

Edgar Cayce

Edgar Cayce

EdgarCayceDesde la infancia, Edgar Cayce (1877-1945) sabía que él era alguien diferente, y eso no le gustaba. Todo había empezado cuando estaba en su Kentucky natal, el día en que el maestro de la escuela le había dicho
a su padre:

Lo siento, Leslie. pero he llegado a pensar que tu hijo es un débil mental. No quiere aprender o, tal vez, no puede. Ayer ha estado tranquilo durante toda la clase sin apartar los ojos del pizarrón. Y bien, cuando le he pedido algo tan simple como deletrear una palabra, se ha quedado con la boca estúpidamente abierta, incapaz de pronunciar una sola letra.

El maestro no se había equivocado. A los diez años, Edgar Cayce era un mal alumno, muy tranquilo, pero distraído y soñador, siempre absorto en no se sabía qué secretos pensamientos. En realidad, Edgar a esa edad sólo se interesaba en la lectura de la Biblia y en las conversaciones que sostenía con amiguitos imaginarios o con su abuelo difunto. Su madre, que estaba al tanto de tales hechos, los consideraba con indulgencia; pero el padre, Leslie Cayce, no entendía las cosas de esa manera. Era un granjero bastante orgulloso como para no tolerar el tener por hijo a un desastroso estudiante. Después de su conversación con el maestro, volvió a la granja, muy decidido a enseñar ortografía a su hijo, aunque fuera por la fuerza.

Durante una larga tarde, Edgar se encontró así frente a frente con su padre. Este, después de haber deletreado todas las palabras de la lección, lo interrogaba a intervalos regulares, siempre con el mismo resultado negativo, a tal punto que el niño, agotado, terminó por dormirse sobre el libro. Cuando el padre se percató de ello. temiendo haber sido demasiado severo, lo despertó de una palmada y le ordenó irse a la cama.

– Eres un asno – gruñó decididamente me desesperas.

– Creo que sé mi lección ahora – contestó entonces el niño, pudiendo deletrear claramente y sin ningún error todas las palabras contenidas en el libro, aun aquellas que el padre no le había preguntado.

Edgar Cayce había aprendido su lección durmiendo. Al día siguiente, el padre esparció esta noticia, a pesar de no comprender nada de lo ocurrido, pero derivando de ello, de todas maneras, un ingenuo orgullo. El maestro, escéptico, pidió a Edgar repetir la hazaña. Ante la estupefacción general, el niño aprendió con una facilidad desconcertante, después de haber dormido algunos minutos, el contenido de sus libros de historia y de geografía.

Mi despertar a la videncia

Mi despertar a la videncia

Se me ha preguntado a menudo cómo he podido, del hombre de negocios que era, transformarme en escritor de la noche a la mañana. El primer impulso se produjo en la siguiente circunstancia: había conocido en el Sanatorio Lehmann al escritor Oscar Schmitz. Luego que le hube contado dos o tres experiencias notables que me habían sucedido, él me preguntó por qué no las escribía, Le pregunté cómo podría hacerlo y me respondió: Escriba simplemente tal como habla. Me puse a trabajar y produje la novela El Soldado Ardiente y la envié a un editor que la aceptó en seguida. Desde entonces, todo lo que he escrito ha sido publicado inmediatamente, ya sea por revistas o por editores.

El impulso interno que despertó en mí este talento de narrador es infinitamente más curioso. Quiero describirlo en detalle, pues él me ha conducido a la convicción de que todo talento duerme en todo hombre, pero que es preciso aprender el método que permita despertarlo. Cuando se aplica el método inconscientemente, sólo se puede desarrollar un don cuyas manifestaciones existían ya, de alguna manera, desde la primera juventud. Por mi parte, yo no había tenido jamás en mi infancia la menor inclinación por la literatura o la poesía. Leía sin discriminación todo lo que caía en mis manos. Más adelante, mi amor por la lectura desapareció completamente; yo entonces consideraba que el sentido de la vida residía en las intrigas amorosas, el juego de ajedrez y el deporte del remo.

El maestro de mi destino, aparentemente muy preocupado frente a tales comienzos, me asestó un día un latigazo tan enérgico que, a continuación de un desengaño amoroso y de otras causas de origen sentimental, decidí poner fin a mi breve existencia – tenía entonces veintitrés años – haciéndome saltar los sesos con un revólver. Un roce en la puerta de mi departamento de soltero interrumpió mi gesto: el destino personificado en un dependiente de una librería me deslizaba un folleto por debajo de la puerta. Si hubiera habido un buzón al exterior del edificio, hoy no estaría vivo, Recogí el folleto y dí vuelta sus hojas: espiritismo, historias de aparecidos, hechicería… Eran temas que jamás había conocido hasta ese día, a no ser de oídas, y que despertaron inmediatamente mi interés. A tal punto que guardé el revólver en un cajón del escritorio para una mejor ocasión y decidí desterrar definitivamente de mi vista – tal como el arma – mis tres intrigas amorosas pasadas, y lanzar la embarcación de mi vida al descubrimiento de estas regiones desconocidas que el folleto evocaba en gran medida. Me hice a la mar, una mar sin límites de obras sobre
el ocultismo.

El Desdoblamiento como Fenómeno Holográfico

El Desdoblamiento como Fenómeno Holográfico

Aunque nos han enseñado que pensamos con nuestro cerebro, esto no siempre es verdad. Bajo ciertas circunstancias, nuestra consciencia – la parte que percibe y piensa en nosotros – puede desprenderse del cuerpo físico y existir en cualquier lugar que ella quiera. Nuestra comprensión científica corriente no puede considerar este fenómeno; pero llega a ser mucho más posible en términos de la idea holográfica.

Hay que recordar que en un universo holográfico la ubicación es en sí misma una ilusión. Tal como la imagen de una manzana no tiene una ubicación especifica dentro de un holograma, en un universo organizado holográficamente los seres y los objetos no tienen una localización definida. Todo es, en último término, no localizable, incluso la consciencia. Así, aunque nuestra consciencia parezca estar localizada en nuestra cabeza, bajo ciertas condiciones puede fácilmente parecer ubicada en una esquina superior de la habitación, revoloteando sobre un prado, o flotando sobre un objeto cualquiera en un edificio distante.

Si la idea de una consciencia sin localización determinada parece difícil de captar, puede encontrarse una analogía útil en los sueños. Imagínese que está soñando que asiste a una concurrida exposición de pinturas. Mientras vagabundea entre la gente contemplando los cuadros, su consciencia parece estar localizada en la cabeza de la persona que usted es en el sueño. Pero dónde está su consciencia realmente? Un rápido análisis revelará que está en cada cosa que aparezca en el sueño: en la otra gente que asiste a la exposición, en los cuadros, y aun en el mismo escenario en que se desarrolla el sueño. En
un sueño, la localización es también una ilusión porque todo – gente, objetos, espacio, consciencia, etc. –
se está desplegando desde la más profunda y más fundamental realidad del soñador.

Otra característica holográfica sorprendente de los desdoblamientos – o salidas fuera del cuerpo – es la plasticidad de la forma que una persona asume una vez que está fuera del cuerpo. Después de desprenderse de él, a veces la persona se encuentra en un cuerpo fantasma que es una copia exacta de su cuerpo biológico. Esto hacía que algunos investigadores de épocas pasadas postularan que los seres humanos poseían un doble, como en la literatura de ciencia ficción.