Estas palabras, que había oído desde la niñez y leído cientos de veces, y que en el pasado habían motivado agradables sentimientos religiosos, ahora estaban libres de asociaciones. Era como si las hubiera visto por primera vez, y su significado estaba claro. Ellas tienen que ver no con un pasado remoto o con un futuro distante, sino con el ahora. Están conectadas con hacer, con la superación de las propias debilidades, con no abandonar justo en el momento en que se requiere un mayor esfuerzo. Tienen que ver con los procesos psicológicos del desarrollo interior, que a su vez son el resultado del esfuerzo consciente, de una especie de superesfuerzo.

El estado de éxtasis, el vislumbre a través de las puertas de la percepción, la presencia de Dios, o como decimos ahora, el estado de consciencia superior, duró todo el día. Cuando la intensidad se redujo algo quedó no sólo un recuerdo sino una cristalización, por decirlo
así -. Cuando Gurdjieff regresó al día siguiente, fue al pozo, lo miró, y dijo: Ahora, pienso, terminado. Ya no es necesario. Tengo otros planes. Buscamos agua en otro sitio. La tarea había cumplido su propósito.

Esto sucedió un sábado por la mañana. La misma tarde, en el baño turco, durante los pocos minutos de tranquilidad antes de ir al baño de vapor, Gurdjieff empezó a hablarme, seriamente pero con una luz que brotaba de sus ojos: Usted ha hecho buena tarea en el Prieuré. Ahora usted ya no va a ser sólo Nott sino Patriarca Nott, y tendrá un nuevo nombre en el Prieuré que será suyo para siempre. Estuvimos en silencio por un rato, luego me hizo una seña para que lo siguiera. Nos levantamos y nos dirigimos al baño de vapor. Cuando llegamos me hizo sentar a su lado, y él mismo me golpeó levemente con las ramas después de la severa prueba del vapor. Durante la cena, me hizo sentar junto al doctor Stjoernval, a la derecha de Gurdjieff. Durante el brindis, cuando se propuso una ronda, me dijo: Ahora usted ya no idiota redondo, qué clase de idiota todavía no lo sé, pero alguna otra clase. Como dijo el ciego: Ya veremos. Ahora, mañana, le doy tres botellas de armagnac. El doctor le hará ensalada especial del Prieuré, y llevará a todos los hombres a su manantial y hará fiesta. Sólo hombres, no mujeres. Comprendido? Yo asentí.