Escalón siguiente, dijo, y bajamos más dentro del agua. Ahora comenzó a hablar en ruso y habló durante un tiempo; de esto comprendí muy poco. Y así, aún más abajo, de un escalón a otro, siguió hablando hasta que él y yo estuvimos sentados con el agua a la altura de nuestros cuellos. Hacía frío. Comenzamos a tiritar. Finalmente Gurdjieff se lanzó al agua y comenzó a nadar, y nosotros lo seguimos. Nos vestimos y fuimos a su habitación a comer ante el gran fuego de la chimenea.

Diagrama del Instituto
Al día siguiente Stjoernval me preguntó si sabía algo sobre el Zen. Un poco, le respondí. Bueno, dijo, en las verdaderas escuelas Zen el maestro utiliza a menudo métodos extraños con sus alumnos para fijar en ellos parte de su enseñanza. La razón que tuvo el señor Gurdjieff para lo de ayer en la noche fue dejar grabado en usted lo que había aprendido acerca de hacer.

Había sido un proceso de iniciación, de autoiniciación. Gurdjieff había planeado cada paso de la tarea. Y gracias a él yo la había cumplido. Él, como los dioses de los misterios, pero con su propio, peculiar y efectivo ritual, lo había confirmado. Y yo había sido capaz de moverme a otra octava de ser y de comprensión.

A partir de este momento mis relaciones con él y los demás fueron de otro nivel.

C. Stanley Nott

Extractado por Marcelo Hernández de
C. S. Nott.- Diario de un Alumno.-Ganesha.