Finalmente llegamos al sonido Vaikhari. Este es el plano del sonido audible tanto en la naturaleza como en el lenguaje articulado y corresponde al último estado en la densificación del sonido causal. Varía de acuerdo al medio de transporte. Vaikhari opera al nivel de la llamada materia física, y es la versión más diversificada del sonido original. Allí encontramos los sonidos de las palabras y letras usadas a diario. En resumen, como se dice en el Yoga Kundalini Upanishad: Aquel Vac (palabra) que germina en para Sabda, echa hojas en Pasyanti, brota en Madhyama y florece en Vaikhari.
Podríamos imaginarnos la mente de Dios transmitiendo la inmensidad de infinitas vibraciones, dándonos cuenta de que estas infinitas vibraciones producen infinitas manifestaciones debido al poder de su Palabra. Y su Palabra es el Sonido.
Swami Sarasvati ha entregado una analogía muy útil diciendo que tal como la sangre siempre coagula al estar fuera de su contenedor interno, así mismo coagula el sonido en forma de materia cuando se manifiesta fuera de sus estados anteriores de para, pasyanti y madhyama. Si somos capaces de armonizarnos con el sonido en estos niveles superiores, no sólo podremos escuchar los sonidos musicales de los planetas descritos por Pitágoras, sino que escucharemos también todo el Universo que se desarrolla con intención cristalina.
Todo el Cosmos está virtualmente estremeciéndose en sonidos al igual que los mismísimos estremecimientos de tantas pequeñas hojas de un árbol en la primavera o el otoño. Este sonido de estremecimiento que nos hace sentir el movimiento de Dios, en verdad es el vigor universal de la vida que nos alienta. El sonido asonoro es el arrullo de Dios, sin el que nos sentiríamos abruptamente abandonados
y solos en el espacio, sin conocimiento de nosotros mismos y sin contacto con la realidad.
Podemos figurarnos el primer sonido como un tono puro, como pulsación rítmica. Cuanto más patrones vibratorios se agreguen al primer sonido, el resultado se parecería a la entonación de dos o tres notas en el plano acorde, o una combinación de patrones de ondas sonoras o formas. En realidad, un tono contiene estas formas sonoras porque consuenan a nivel audible con el tono fundamental una cantidad de sobretonos o tonos armónicos.