El dejar que la fuerza fluya dentro del tanden no significa dejar caer todo el peso de la parte superior del cuerpo sobre la inferior. Eso querría decir que la parte superior sigue siendo el amo del cuerpo. No hay que buscar en ella la fuente de la fuerza que que debe llenar el koshi. Esta es una fuerza que actúa como si la parte superior del cuerpo no existiera. Uno debe reunir todas las fuerzas del cuerpo en el koshi como si este creciera directamente desde el centro de la tierra. El koshi soporta la parte superior del cuerpo con una fuerza dirigida hacia arriba desde abajo. Cuando la fuerza yace en el tanden, las nalgas están también contraídas.

En las posturas erróneas el tronco está sólo aparentemente sostenido pero, en realidad, tiende a irse hacia atrás y se mantiene derecho con dificultad. Esto significa que el bajo vientre está sujeto a la dominación de la fuerza de gravedad mientras que el tórax la niega. Esta postura que desmiente el carácter autónomo del hombre es fea. Puesto que el ser humano es al mismo tiempo un ser divino. la postura de su cuerpo debe ser noble. Mantener el koshi erecto es, por lo tanto, la más importante expresión exterior del alma encarnada.

A causa de la postura errónea, la parte superior del cuerpo queda – por decir así – situada sobre una parte inferior encogida. Esto hace que los músculos del pecho, hombros, cuello y rostro se acalambren y es sólo un remedio artificioso tratar de corregir los calambres con masajes. Para eliminar el origen de estos calambres en forma definitiva, uno debe enderezar la columna vertebral y adoptar la postura correcta.

Esta postura correcta, que permite al cuerpo mantener su posición perpendicular propia, es la única manera de conseguir que la parte inferior del cuerpo sea pesada y la superior liviana, desarrollando una postura corporal con un fuerte koshi y un bajo vientre ligeramente prominente. Entonces el koshi llega a ser tan firme como una roca y uno no puede hacer otra cosa que colocar la fuerza con toda naturalidad en el bajo vientre. Esta fuerza tensa los músculos abdominales en forma agradable y da vitalidad a todo el cuerpo. La tensión del bajo vientre es más fuerte en la exhalación, tan fuerte que un puñetazo contra él rebotaría.